“Deben sentirse avergonzados
sus integrantes y sus amigos..”
Han sido muchos años de desmanes de estos gobiernos totalitarios, militaristas, centralizados, sin libertad y con un poder absoluto, capaces de borrar de la faz de la tierra a quien se interponga en sus propósitos.
Durante todos estos tiempos han utilizado con las armas el terror para mantenerse en el poder. En la mayoría de las oportunidades lo han hecho en acuerdo con las grandes potencias, a cambio de entregarles en bandeja de plata la riqueza de sus países. Además, con esos dineros han enriquecido a sus familias y a sus más allegados.
Acostumbran saltar de una potencia a otra, para procurar protegerse. Dicen representar la revolución de sus pueblos, pero al mismo tiempo hacen los grandes negocios con las empresas trasnacionales; en sus gobiernos el Estado es rico y los pueblos son pobres; las constituciones hablan de libertad y secuestran las leyes, la propiedad privada y la libertad individual. Su idea es que todos podamos sufrir por la patria y por la revolución, mientras ellos y sus amigos disfrutan de sus riquezas.
Ahora el mundo está convulsionado. Un terremoto estremece las dictaduras y desnuda los gobiernos totalitarios. Hay hambre en sus pueblos, corrupción en sus gobiernos, ladrones en las empresas del Estado, miseria en la población, y una nueva generación de hombres jóvenes buscan un nuevo camino. Esa es la verdad. La mayor desnudez la estamos viendo en estos momentos en el mundo árabe, donde los Estados totalitarios pierden terreno cada momento. En el resto del mundo los gobiernos de este tipo toman medidas, porque podrían producirse nuevos sismos políticos.
Para entender esta sismicidad política, es necesario que consultemos de nuevo los textos (“La Tercera Ola” y “El Shock del Futuro”) de Alvin Toffler, futuristas en las décadas de los 70 y 80, y convertidos hoy en realidades. También a Marshall Macluhan, ese filósofo que en la Teoría de la Comunicación acuñó el término de la Aldea Global. Ellos anticiparon la era de la información, acoplada con la era espacial y ligada a las tecnologías de la información y la comunicación.
Toffler dice que las tecnologías y la operación del multimedia desfiguran la vieja sociedad de masas, al tiempo que la sociedad se ve sujeta a los efectos de los nuevos consumos culturales y mediáticos. El sistema emergente desarrolla una dimensión virtual, un mundo ficticio, ante el cual gobiernos, ejércitos y poblaciones responden como si fuese real. Se superan las ideologías, los modelos de gobierno y las sociedades estructuradas alrededor de la producción centralizada, por ejemplo el industrialismo capitalista y comunista. Subraya que la globalización está más cerca de la evolución humana o de la evolución cultural que de una conspiración de poderosos.
Los sistemas cibernéticos, computadoras, telecomunicaciones, sistemas de comunicación, Internet, etc., funcionan como amplificadores de la fuerza mental y han sido capaces de desnudar al totalitarismo de Estado. Ya vemos exiliados que hablan a su país como si estuviesen en su casa o en su despacho. Y dictaduras que desaparecen sin que se haya disparado un tiro, como sucedió en la Unión Soviética. Habrá un próximo.
Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez