La gran revolución de Chávez:
Venezuela para los extranjeros
Poco a poco, el gobierno bolivariano y su jefe supremo, el presidente Hugo Chávez Frías, han puesto sus cartas sobre la mesa. Ahora se va despejando la oscura incógnita de su política agropecuaria e industrial. No precisamente porque haya querido descubrirla, sino porque la dinámica de los hechos así lo ha impuesto.
Esa política puede resumirse en pocas palabras, y son estas: “Venezuela para los extranjeros”. Es insólito, antipatriótico (la palabra que tanto usan). Jamás en la historia venezolana sucedió algo semejante. Ni en el siglo XIX ni en el XX, ni antiguos dictadores ni presidentes constitucionales. Esa política antivenezolana es exclusiva del presidente Hugo Chávez Frías.
Es la vía de escape del callejón del socialismo del siglo XXI. Es inverosímil, pero explicable. Después de centenares o miles de expropiaciones, de las más absurdas nacionalizaciones y de las más violentas confiscaciones, el Gobierno se ve entrampado y sin salida en el laberinto del “socialismo rentístico”, mientras malversa a diestra y siniestra e importa de manera desordenada hasta dejar el Presupuesto en la ruina. Son miles de millones de dólares gastados en alimentos que tradicionalmente se habían producido en el país, y como consecuencia de sus políticas “socialistas” ha tenido que recurrir a la importación masiva. El Gobierno bolivariano oculta su fracaso. El socialismo del siglo XXI promete hambre y, por consiguiente, impopularidad y rechazo a esas políticas.
Para disimular el fiasco, pero sin rectificar, para mantener sus obsesiones y sus guerras contra la propiedad privada y contra las empresas y los productores agrícolas, el Gobierno decidió entregar Venezuela a los extranjeros. Vale la pena documentar lo que aquí se afirma. Ya es del dominio público que grandes extensiones de las tierras confiscadas en el Sur del Lago, desalojados por pelotones militares los venezolanos que fundaron las haciendas y trabajaron de manera infatigable para abastecer las necesidades alimentarias del pueblo venezolano, le serán o le han sido entregadas a una compañía rusa. Aun cuando el Gobierno calla, también se generalizó la versión de que el hato Piñero le había sido asignado a la Libia del coronel Muamar Gadafi.
Con la República Popular China los negocios son tan vastos y tan significativos que requieren un análisis a fondo, a pesar de las dificultades que ofrece un Gobierno que se empeña en el secretismo. No obstante, el propio Presidente de la República anunció que la compañía china, Heilongjian Beidahuang, se establecerá en Venezuela. Las razones las dio el Presidente en estos términos: “Esta es una empresa dedicada a la producción de alimentos, por eso les pedí apoyo para incrementar la reserva de alimentos de nuestro pueblo y bajar los precios que se están disparando de manera exorbitante, por la crisis alimentaria en el mundo. Nosotros tenemos que blindar a Venezuela y, además, incrementar la producción de alimentos, con tecnología, semillas, maquinaria y capacitación”.
Es cierto que hay una gran crisis de alimentos en el mundo. Para Venezuela, esa crisis se ha agravado hasta los extremos porque el país ha dejado de producir como consecuencia de las políticas bolivarianas de castigo a los productores agrícolas, y debe ocurrir al mercado internacional a quemar dólares que podrían invertirse en proyectos de gran proyección y desarrollo. Pero para el Presidente, las prioridades están en la liquidación de sus “enemigos”, los productores nacionales. Chávez añadió que Venezuela “tiene 20 millones de hectáreas que no se usan”. Como de costumbre, el jefe del socialismo del siglo XXI le dio rienda suelta a la imaginación y dijo: “Formando esta empresa mixta se nos va a facilitar el acceso a semillas, distintos tipos de arroz, de maíz, de caraotas, e incluso estamos trabajando para producir más ganado, carne, leche, papas, hortalizas; en fin, alimentos”.
La crisis también toca a millones de chinos. ¿Cuántos de los alimentos que van a producir irán a China? Esa es la gran pregunta cuya respuesta el Gobierno mantiene en secreto, en la ambigüedad, así como los tratos con empresas extranjeras. Para Chávez, el capital privado es una maldición, siempre que sea venezolano. No así si es extranjero, ruso, chino, libio, iraní, etcétera.
El Presidente informó que “expertos de la empresa Heilongjian Beidahuang le entregaron un primer reporte de sus evaluaciones y de recomendaciones, tras haber recorrido varios estados venezolanos, como Apure, Anzoátegui y Guárico, en los que hicieron revisión de suelos, temperatura del agua, profundidad de la capa vegetal y se reunieron con pequeños productores”. En otras palabras, tendrán a su disposición todo el territorio, sin límites.
La consigna de la revolución bolivariana parece ser: “Contra los venezolanos donde quiera que estén”. Si están en la industria se les expropia. Si están en la construcción se les expropia. Si están en el campo se les expropia. Son extranjeros los encargados de ejecutar los planes de construcción, chinos, iraníes, rusos.
Cuando se reunió con una delegación colombiana la semana pasada, el presidente Chávez Frías invitó a los empresarios de ese país a establecerse en Venezuela, a traer sus compañías y sus industrias a nuestro país. Fue exactamente lo que se hizo antes, y él lo liquidó al abandonar la Comunidad Andina de Naciones. Ojalá Colombia le ofrezca a los empresarios venezolanos lo que Chávez ofrece a sus nacionales. Así tendrán donde trabajar y donde ganarse la vida porque su país les está vedado. Tan triste como eso.
La gran revolución de Hugo Chávez Frías: “Venezuela para los extranjeros”.
Una sola consigna nos debe unir a los venezolanos de todas las regiones:
¡Todos contra el comunismo!
¡Por la vigencia del Estado de Derecho!
¡Por la libertad y los derechos humanos!
Caracas, 13 de marzo de 2011
Movimiento 2D • democracia y libertad
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