26.7 C
Caracas
Thursday, November 21, 2024
HomeElecciónesMARGARITA LÓPEZ MAYA: "Chávez se ve en el espejo de Gadafi"

MARGARITA LÓPEZ MAYA: “Chávez se ve en el espejo de Gadafi”

La historiadora señala que las leyes del poder popular aprobadas en diciembre proceden de una matriz conceptual que no es la Constitución de 1999

Afirma que: “esta emergiendo
un Estado no liberal…”

 

Esa historiadora ­experta en sociedad civil y protesta­ que en 2002 le daba un voto de confianza al Gobierno ya no existe. En junio de ese año afirmaba que el proyecto político del presidente Hugo Chávez era progresista. “Trata de construir una propuesta para Venezuela, que le permita articularse mejor al proceso de globalización”, dijo a El Nacional entonces.

Al igual que muchos venezolanos, hoy en día Margarita López Maya tiene claro en qué ha devenido el proyecto.

“Está emergiendo un Estado no liberal con tendencias totalitarias, del tipo estalinista”.

Su conclusión la corroboran decenas de entrevistas de campo que le han permitido registrar el quehacer de las formas de organización popular impulsadas por el Gobierno.

Ese Estado totalitario está siendo resistido por la sociedad civil en manifestaciones específicas, como la protesta, señala. Otro capítulo fue la huelga de hambre que realizaron los estudiantes por 23 días ­hasta el 22 de febrero­ para exigir la liberación de los presos políticos.

–¿Cómo evaluó ese episodio de presión de los estudiantes? El Gobierno se abrió al diálogo y accedió a las peticiones de los muchachos.

-Ese episodio fue muy interesante. En Venezuela el movimiento estudiantil tiene la tradición de avanzar no sólo en sus demandas, sino en las de los que no tienen voz. Así sucedió en 1936, 1958 y 1945.

Pero la huelga de hambre me pareció precipitada porque es un instrumento de protesta extremo. Sin embargo, me sorprendió que el Gobierno reaccionara. A la huelga le favoreció que fuera masiva y que su discurso fuese consistente.

–¿Cree que la situación en el Medio Oriente influyó para que el Gobierno se viera obligado a dialogar?

-Claro que sí. Desde diciembre Chávez acusó recibo de las opiniones del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, de que estaba pasando por encima de la carta magna. He visto un desencanto de los intelectuales de izquierda con el chavismo. Eso lo está afectando. También el contexto interamericano ha cambiado.

–¿Cómo ha cambiado?

-Los aliados siguen estando, pero el talante de América Latina es otro. Ya no están los polarizadores George Bush y Álvaro Uribe. Ecuador, Brasil, Bolivia y Uruguay negocian con Estados Unidos.

Esta situación, además de las denuncias interamericanas de violaciones de derechos humanos, influye, porque Chávez es sensible a la crítica internacional. Por eso también la declaración sobre Libia. Aunque no negó su relación con Gadafi, no se atrevió a llamar a una manifestación a su favor.

–¿Cree que Chávez percibió que la simultaneidad de la huelga estudiantil y los hechos del Medio Oriente le podían perjudicar?

-Chávez ha percibido con claridad que se ha debilitado y que es derrotable, por varios factores: los resultados del 26S; el efecto adverso para su gestión de las consecuencias de la vaguada de noviembrediciembre, y ahora esta ola de revueltas populares que sacude al Medio Oriente. Estas protestas tocan a algunos de sus aliados, caudillos que tienen estilos de gobierno parecidos a los de él. Ver lo que le está sucediendo a Gadafi luego de 40 años en el poder ­una persona que prometió hacer una revolución y un socialismo islámico que después resultó en una dinastía monárquica como cualquier otra­ es un aprendizaje positivo para el Presidente. Chávez de alguna manera se ve en ese espejo.

–¿Qué elementos hay allá que se parezcan a la situación de aquí?

-Lo del Medio Oriente se parece un poco a lo de Europa central. Allí hay una combinación de mucha pobreza, demandas insatisfechas y anhelo de modernidad. Pero no es una situación similar a la nuestra. El punto de coincidencia con Venezuela, sobre todo en el caso de Libia, es que son petroestados, países que viven de la renta petrolera, que reproducen la pobreza y la desigualdad. Llama la atención que Libia, con apenas 6 millones de habitantes y una gran producción petrolera, tiene 20% de pobreza. Eso pasa porque Gadafi tiene 40 años en el poder. Ya estamos viendo aquí evidencias de que el Estado sin contrapesos genera una nueva especie: la de las familias nobles. Nada más hay que ver la familia de Chávez en Barinas.

–No hemos aprendido de nuestra condición de petroestado

-No, porque siempre entran nuevas élites que hablan de una revolución y dicen: “Los otros eran malos y yo soy bueno”. La revolución se trata de no estudiar la historia, borrar el pasado y hacerlo todo de nuevo. Eso condena a repetir los errores.

–¿Qué opina de las leyes del poder popular que fueron aprobadas en diciembre, que buscan edificar el Estado comunal?

-Aquí ha habido una transformación importante en el concepto de democracia participativa que se gestó en los años ochenta y noventa, y que se concretó en la Constitución de 1999. Ese concepto es una combinación de instituciones liberales con mecanismos de democracia directa. No era un proyecto chavista, sino que el movimiento bolivariano lo recogió de muchos grupos de la sociedad. Eso originó las mesas técnicas de agua, los comités de tierras y de salud.

Pero en 2006 la Ley de Consejos Comunales convirtió estas organizaciones en un brazo del Estado y del Gobierno, y debilitó las formas previas de organización. En 2007 los consejos comunales pasan a ser la base del socialismo del siglo XXI. Y en 2010 quedó muy claro que forman parte del Estado comunal, que es el nombre del nuevo Estado que está emergiendo, que es diferente del que está en la Constitución.

–¿Usted intuyó en algún momento que el proyecto inicial de 1999 iría a establecer otro tipo de Estado y no el previsto en la Constitución?

-No. Pero desde 2007 observamos que el régimen político comenzó a cambiar cuando el Gobierno continuó implementando el socialismo a pesar de haber perdido el referéndum. Entre 2008 y 2009 advertimos que las instituciones liberales se debilitaban, en especial el pluralismo político y la independencia y separación de los poderes. La gran sorpresa fue que las leyes del poder popular estuvieran listas en diciembre de 2010.

Pareciera que hubiesen estado engavetadas desde 2007 esperando una oportunidad política para sancionarlas.

¿Quién las elaboró? La Constitución dice que las leyes deben ser llevadas a consulta pública y aquí no se consultó a nadie. Esas leyes proceden de una matriz conceptual que no es la Constitución de 1999.

–¿Se puede rastrear cuál es la matriz original?

-Habría que hacer esa investigación. Tengo la impresión de que puede ser producto de asesores cubanos y algunos intelectuales internacionales comprometidos con la radicalización del gobierno. Hay muchas cosas que recuerdan el modelo soviético y cubano.

El Estado que está emergiendo no es un Estado liberal, pPorque las comunas, que son la base del socialismo del siglo XXI, tienen una direccionalidad de arriba hacia abajo, y esa no es una concepción liberal.

La sociedad civil y el Estado deben estar separados para hacerse contrapeso porque el poder sin control abusa. Vamos claramente hacia otra territorialidad.

–¿Cómo cree que será este año, políticamente?

-Difícil. Hay sectores que piensan que luego del 26 de septiembre lo que nos falta es un tramo y ya. No es así, porque el Gobierno está en campaña electoral con todos sus recursos en un momento que augura una nueva bonanza petrolera. El Gobierno ha entendido que su talón de Aquiles es la gestión y está enfocado en convencer a la ciudadanía de que está gobernando. Relanzará misiones y políticas sociales.

Por otra parte, hay la percepción entre la gente de que la política social ha dado frutos, aunque no es así. Ha habido distribución de la renta petrolera, pero no movilidad social ni condiciones para que la gente salga de la pobreza.

* Ficha personal:

· HISTORIADORA (UCV)
· DOCTORA EN CIENCIAS SOCIALES
· DE LA UCV (1996) PROFESORA DEL CENTRO DE
· ESTUDIOS DEL DESARROLLO (CENDES)


Por: FABIOLA ZERPA
fzerpa@el-nacional.com
Política | Opinión
EL NACIONAL