“El comunismo le tiene el
ojo puesto a la familia…”
Así como uno siente en los momentos más difíciles de la vida el verdadero amor de la familia, la Patria encuentra también en sus hijos los más nobles sentimientos cuando el peligro la acecha. A la familia y a la Patria las une y las fortalece el sentimiento y el amor, mientras que al Estado la fuerza le viene de la Ley y la Justicia.
La felicidad está en complementarse, pero cuando el Estado se impone sobre la familia y la patria, la felicidad desaparece. A nosotros nos corresponde ahora más que nunca cuidar la familia y la patria, porque la idea es que el Estado ayude a la familia no que la sustituya.
Desde hace muchos años el comunismo le tiene el ojo puesto a la familia. Sus soportes políticos y filosóficos derivados de la obra de Carlos Marx y su amigo Federico Engels, recogen de un manuscrito inédito, encontrado y descifrado por ellos en 1846, esta frase: “La primera división del trabajo es la que se hizo entre el hombre y la mujer para la procreación de hijos”.
Y Engels cuenta que ese día él le añadió lo siguiente: “el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con el sexo femenino por el masculino”. Es de entender que si el comunismo propone la lucha de clases, lo primero en desaparecer es la familia y por eso el Estado es todo.
En Venezuela ahora la propiedad y la herencia de las tierras agrarias adscritas al Estado, impiden a la familia enajenarlas, venderlas o negociarlas. Asimismo, la propiedad de la vivienda, financiada por el Estado, contempla una especie de reserva de dominio, por medio de la cual la familia no puede disponer de ella para negociarla por otra en la medida que la familia crezca.
De igual manera, la Ley de Educación Superior, hasta ahora engavetada, considera que las carreras de los estudios universitarios no los decide el aspirante con su familia, sino el Estado. Realmente nos encontramos en un momento de una profunda crisis, donde el Estado cada vez pretende ser más paternalista, y por su parte vemos que la pobreza crece exponencialmente a medida que se debilita la familia.
¡Ahora!, los venezolanos somos optimistas por naturaleza. Nunca hemos tirado la toalla, ni en los momentos más difíciles de la historia. Allí está la Constitución. El Estado se fortalece de la Ley y la Justicia, pero al mismo tiempo ellas exigen su respeto. Nosotros, por nuestra parte, debemos llenar de amor a nuestra familia, hacer sentir alegre a la Patria porque tenemos conocimiento y conciencia del peligro.
Si alguno de nosotros, descuidó a los suyos, estamos en el mejor momento para buscarlos, porque en los tiempos de crisis es cuando más se siente el amor de la familia y el amor a la Patria.
Somos un país libre y soberano. Nuestra Constitución establece que somos una República federal, democrática y descentralizada. Estamos abiertos al pensamiento universal, pero tal vez por nuestras riquezas desde hace tiempo nos tienen el ojo puesto, pero no permitamos que nos pongan la mano.
Somos libres y seguiremos siendo libres. Bolívar nos independizó del colonialismo y nos hicimos República; luchamos contra el capitalismo y nos hicimos soberanos, ahora en esta lucha contra el comunismo es por la libertad individual y de nuestra familia. Nuestra Patria siempre se ha sentido orgullosa de sus hijos y no es ahora cuando la vamos a defraudar.
Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez