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Lenín Valero: Apoyemos la juventud

Los estudiantes pidieron a la Mesa de la Unidad que exija a la OEA que visite Venezuela.

“Los viejos árboles están
dando sus frutos…”

 

Hay buen sol, buen clima, cada vez se ve más clara el agua de los ríos y se suaviza el oleaje del lago. La cosecha se ve buena. Estamos admirados de nuestra juventud, de su valor y su coraje. Son inteligentes, aguerridos, precisos en la palabra, sienten un inmenso amor por Dios, tienen su estrategia frente al adversario y utilizan la sabiduría como fuerza.

Nos sentimos orgullosos de ellos. Han intentado llevarlos al enfrentamiento físico y su respuesta ha sido elegir democráticamente lo que quieren. Están preparados para la batalla de las ideas. Son críticos, creativos y asoman propuestas. Para nuestra juventud el pasado es lo que han vivido hasta el presente.

Dicen que están halando el futuro, porque quieren un cambio. Sienten miedo por salir a la calle, no por cobardía, sino porque no hay seguridad personal ni jurídica. Están dispuestos a la lucha por el cambio, por la unión de todos los venezolanos, y esperan lograrlo con el voto popular.

No es la primera vez que la juventud venezolana asume el liderazgo nacional. En toda la historia republicana han sido ellos quienes han levantado las banderas de la libertad y de la justicia. No han sido sumisos a las doctrinas. Creen en la libertad de culto y en la libertad de pensamiento. Manifiestan que ellos aprovechan lo bueno de cada cosa y que Venezuela será un nuevo país, libre y democrático.

Se ven sonrientes, seguros de sí mismo, alegres, entusiasmados por algo. Un sacerdote español de visita recientemente a Maracaibo, ofició una misa y al concluir la homilía dijo entre otras cosas que admiraba la cantidad de jóvenes que asistían a los templos en Venezuela, cosa que no ocurre en Europa. Igual sucede en las organizaciones políticas, universidades, en la cultura y en las empresas están participando y asumiendo el liderazgo. Ya algunos de ellos son gobernadores de estado, alcaldes o diputados.

Tienen esperanza, les sale del corazón. Primero lucho por mi Patria, antes de irme, dicen ahora. En realidad fueron muchos los jóvenes que abandonaron el país, producto de la inseguridad, del radicalismo político, del discurso violento y de las amenazas de una guerra civil.

Sus padres no dudaron en enviarlos al exterior o permitirles una aventura antes de que murieran acribillados en las calles de Venezuela. Los ya profesionales se ubicaron rápidamente en las fuentes de trabajo de Europa o Estados Unidos. Otros sufrieron mucho, pero tanto sus familiares como ellos se sentían seguros donde estaban.

En estos momentos, el peligro no ha pasado, es posible que haya hasta aumentado, pero la fe, la esperanza y la confianza crecieron entre los jóvenes que luchan en Venezuela. El Estado concentra en sus manos cada día más los medios de producción e intenta modificar los modos de producción capitalista, por los del sistema socialista o comunista (es lo mismo, según Fidel Castro).

Ellos van a enfrentar el peligro del comunismo que se asoma no como una expresión popular, sino como una imposición de gobierno. No los dejemos solos, son nuestro orgullo. Tengamos confianza en ellos, porque sabrán cómo hacerlo.


Por: Lenín Valero
Periodista leninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez

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