“Yo no sólo digo lo que pienso,
sino que además lo escribo..”
“Lo que pienso y lo que siento”. Pero discrepo radicalmente de muchos altos funcionarios del gobierno revolucionario socialista-comunista (a quienes también pago con mi cuota parte de su “sueldito”¡nada menos…!), no sólo en la forma de expresarlo, sino también en la sustancia de lo que expresan.
Yo fui educada en la verdad, los valores cristianos, la belleza y la bondad, primero por mis padres, con una gran instrucción, además de mucha educación (“no es lo mismo ser que estar”, dice Alejandro Sanz…) y, en segundo lugar, por mis maestras y profesores de primaria, secundaria, universidad y de postgrado (gracias a Dios, muchos viven aún), en la época en que la escuela, el liceo y la universidad venezolana era una verdadera Escuela que, además de obligatoria, era gratuita, aunque también las había excelentes en el sector privado. Y laica (es decir, respetuosa de todos y todo, antes que nada), condición que perdió también hace más de una década, y no precisamente por la religión católica (lo viví, no me lo contaron).
Ambos -mis padres y mis maestros o profesores- me enseñaron el respeto, los buenos modales, los valores y las buenas costumbres, tanto en el obrar como en el hablar, porque estas son las condiciones que nos permiten la convivencia social con todo tipo de personas.
Tal vez muchos individuos no hayan tenido las mismas oportunidades que yo tuve, y lo siento, pero -está “grande” ya la situación que vivimos- ¿por qué tenemos que aguantarle la sarta de descomedimientos (del ciudadano presidente y sus funcionarios del gobierno en contra de la Iglesia Católica y al Cardenal Jorge Urosa Savino”…), además de todo aquello que nos regala cada vez que él o ellos y ellas abren sus bocas para descalificar a quien se les opone? ¡Pongan el dedo en mi boca, a ver si tengo dientes!
Muchos diarios en los últimos meses, he venido observando que subestiman no sólo nuestra capacidad intelectual y académica, plasmada en los artículos de opinión que enviamos como colaboradores, sino además nuestra dignidad de venezolanos opositores a la vulgaridad y a la verborrea indignante contra la disidencia, que debemos ser “no tan ilustrados ni tan valientes” (¿conocen la frase?).
No se nos disfracen de patriotas señores del gobierno, porque ustedes no lo son. Nuestros patriotas fueron respetuosos, bien educados, solidarios con la Iglesia…con el pueblo y con los disidentes que opinaban en los diarios. (Y ustedes, señores altos jerarcas gubernamentales descalificaron e insultaron al Cardenal y a la Iglesia), de modo que están faltándoles el respeto más elemental y, para decir la verdad, ¡ustedes me sofocan! Ustedes se burlan de los pobres con aquella expresión: “ser rico es malo y ser pobre es bueno”, y “Ahora Venezuela es de todos” ¿De quién, porque mía no es? (no soy roja rojita).
Les aconsejo que -lean la última carta de Artigas a Pueyrredón (¿la conocen?), anótense en el programa, inventado por ustedes, “Con Chávez se vive mejor, yo sí puedo”- pasen 6 meses en un monasterio de Cartujos, o un año en uno de Trapenses, para ver si aprenden que “de callar, no te arrepentirás nunca, de hablar, muchas veces” (de paso, aprovechen para hacerse una catarsis, limpieza mental, purificación), porque me temo que ustedes como hablan, piensan, ya que “de lo que rebosa el corazón (mente, sentimientos) habla la boca”.
Para terminar, no olviden que ustedes establecieron acerca de la discriminación: no podemos decir “negro” (sino “del color de los afro descendientes”); ni “maricón” (sino “persona de orientación sexual diferente”), y otras expresiones de la misma índole…De modo que ustedes fácilmente incurrirían en alguno de los delitos previstos por la tal ley. Para mí ya los cometieron con los epítetos regalados a nuestros hermanos de la oposición: mafiosos, escuálidos, patoteros, pitiyanquis, contrarrevolucionarios, apátridas, ladrones (Sólo les faltó señalarlos como mongólicos, tarados, idiotas.…).”Con libertad, ni ofendo, ni temo”
Por: Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com
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