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Francisco Alarcón: ¿ANARQUÍA o muerte?

El “jueguito” malandrín de Chávez 

 

El oficialismo transita un camino crítico y peligroso, tratando de imponer la anarquía en el país que pudiera de nuevo conducirlos a una polarización y emparejarlos con la disidencia. Buscando otra vez esa popularidad perdida entre los electores que los igualaría con la “oposición” y tendrían fácticas probabilidades de ganar las elecciones en el 2012, pero de no salirle bien las cosas con esta “tesis” nos conducirían a enfrentamientos fraticidas y/o una guerra civil. Cuáles son las posibilidades verdaderas en Venezuela para que el oficialismo permanezca en el poder? no mayores a un 40% aunado a todas las “ventajas” electorales que conocemos, ¿por qué toman los senderos de la anarquía? por una parte para atender al clientelismo social, ofreciéndoles reiteradamente promesas incumplidas que no pudieron llevar a cabo desde hace doce años como debía ser.

Viviendas que no fueron construidas en su momento oportuno porque malgastaron los recursos económicos para esos fines en aras de la corrupción. Con la “nueva oferta” de oficializar las invasiones abren una esperanza asaz difícil de llevar a buen término, lo estamos viviendo a diario con las expropiaciones al Sur del Lago de Maracaibo y con lo ocurrido en el Municipio Chacao y otras zonas del país. Ni son soluciones para los invasores ni mucho menos para los invadidos, claro está en flagrante violación de la Constitución cuando se vulnera la propiedad privada.

Ordenadas paladinamente por el “jefe” máximo y Comandante del “proceso,” que tomen los terrenos vacíos, cuando sabemos que en la mayoría de las veces no están en esas circunstancias, ni tampoco improductivos simplemente el llamado obedece a otra cuestión como ya dijimos y aspiran renovar ofertas electorales que nunca se consumaron. Los camaradas abren su campaña electoral demagógicamente, y creyendo resurgir como una opción global vigente, dispuestos en acabar con la propiedad privada para adjudicársela a los pobres. Realmente es un compromiso macabro conociendo que Venezuela está hundida y arruinada por causa de ellos, por la torpeza del peor gobierno en la historia nacional. Observando que la inseguridad diezma a la población y hay un ministro de policías que a diario sale justificando los entuertos del régimen, o un vicepresidente que un día representa al rancio comunismo, y al otro llama a la ponderación y al respeto de lo ajeno.

Este “jueguito” malandrín que nos llevó a la anarquía y a dividir al país en dos, hoy de nuevo lo exacerba el camarada Chávez para tratar de reconquistar a un pueblo que le da la espalda porque aprendió a conocerlo en doce años.

Empero, el oficialismo piensa que pueden refrescar la oferta política activando al máximo la intranquilidad de los venezolanos, de manera que si todavía quedan indecisos en esta Patria unos regresen a guarecerse con ellos, aliándose de esta forma con el enemigo porque se sienten desamparados y les parece la solución mas fácil, considerando que es la receta para salvarse, pero el peligro reside en que la anarquía es tan nociva para el régimen como para la disidencia, y si hay un desbordamiento social será seguramente indetenible, quizá, represado durante largos años en estado latente y a punto de explotar. Nadie lo sabe ni nadie lo contendrá con las armas porque ellas no son los instrumentos idóneos. El miedo y los sudores corpóreos de los “indecisos” no se resuelve acompañando a la “revolución” desahuciada, y sólo si para el 2012, logramos organizarnos en la disidencia a nivel de comunidades, seremos un frente poderoso para asumir las elecciones presidenciales, consiguiendo la vía que siempre hemos buscado y no tropezada: la unidad. La que nos protegerá individualmente y al mismo tiempo al colectivo, la que nace de las bases y nos llevará a un gran movimiento, que sumados uno a uno será una creación nacional irreductible. Los viejos métodos políticos se someten al pasado y son precisamente a los que apela el gobierno cuando el único trazado sigue siendo para el país clientelar, con un Estado que lo puede comprar todo pero que no puede resolver nada y naufraga por su ineptitud. No es así como queremos morir, viendo a diario en el rostro de la gente la mayor displicencia, aceptando todos los irrespetos y desacatos a la Constitución, a los derechos humanos, a la propiedad privada, a la libertad de expresión y a la misma vida…


Por: Francisco Alarcón