“Unos vulgares fumadores de lumpias…”
No sé si sea cierto lo que le atribuyen al llanero, al compatriota veguero, lo de su maleabilidad conversatoria. Dicen los entendidos en esos asuntos que los lugareños de esos vastos territorios nunca contradicen a su interlocutor. Que van modificando su visión de los asuntos o fenómenos en el mismo sentido y proporción que la conversación vigente va moviéndose de un ángulo a otro. Anjá, pero eso es para los vernáculos de los llanos, ¿y para quienes no somos de por allá? ¿Nos corresponde seguir ese estilo? Bueno, veamos algunos ejemplos. Como ustedes saben, yo fui radical chavista (qué pena con otros que fueron más fieles y comprometidos que yo y ahora dicen que no se acuerdan) y asistía a cuanta reunión y sarao se organizaba para admirar al C. P. y rendirle honores. De eso no me queda nada, vagos recuerdos, un saborcito amargo de fracaso y algo de tristeza por el tiempo perdido. Sin embargo de vez en cuando y de cuando en vez me coleo, me escabullo entre el chavismo autóctono y endógeno, y oigo sus diatribas y conversaciones en sabanas y locutorios. Paso a narrarle un par de ellas.
Estaba Aristóbulo por asumir la Vicepresidencia de la nueva Asamblea Nacional y justamente antes del juramento habló con Chávez en los siguientes términos (del grabador). Caramba, negro, esa ley habilitante sí es bien buena. Claro, presidente, es súper bien buena. Y debería durar por lo menos 18 meses, ¿no es verdá? Sí, mi comandante, 18 meses mínimos, o más mi presidente, en lo que me monte en la directiva de la Asamblea la llevo a 24 meses. Cuente con eso, mi sabio y guía. Pero, negro, ¿no te parece que 18 meses es como demasiao? Vamos a dejarla en 12. Me gusta ese número. Claro que sí, mi gran jefe. 12 es el número mágico. Estaban tantico de decírselo, lo de los 12 meses, el tiempo exacto. Usted sabe, mi líder espiritual, que quien no quiera la habilitante de 12 meses no quiere ni a los damnificados ni a su propia madre. Son unos desgraciados, mi gran comandante.
Unos vulgares fumadores de lumpias, sin referencia personales, mi Alejandro Magno venezolano. Bueno, Aristóbulo, pero 12 meses es como largo. Estoy pensando en 5 meses. Carajo, mi abanderado y primer defensor del mundo, me quitó la palabra de la boca: 5 meses es el tiempo de Dios. Usted parece un reloj atómico ¿Cómo hace, mi regente y cabecilla internacional, para tener los tiempos tan justos y la sabiduría tan a flor de piel? Caramba, mi presidente, usted es único. 5 meses, eso siempre lo pensé. Me adivinó el pensamiento. ¡Qué sapiencia! ¿Qué piensa, querido lector? Otro día estaba detrás de un biombo oyendo a la compatriota Cilia Flores hablando con el paladín y primera espada de la patria y le decía: “Mire, mi Quijote del trópico, mi querido Napoleón de Barinas, tengo, como usted dice, las dos rodillas en tierra para defenderlo a usted de golpes, guarimbas, chismes, pellizcos, maledicencias, brujería y espasmos.
Pero Ciliecita, dos rodillas es mucho, es mejor una rodilla y un codo. Dios mío, mi San Martín del sur, mi amado Washington, mi Alejandro Magno del Caribe, es la mejor combinación, rodilla y codo, codo y rodilla.
Bueno, Ciliecilla, ¿no será mejor una sola rodilla sin codo? Claro, mi Sansón, mi nunca bien ponderado Espartaco nacional, una sola rodilla basta para jurar el compromiso. Pero Cili, ¿no será mejor de pie? ¡Cómo no, mi ángel Gabriel de la Tierra! ¡¿Para qué rodilla?! Nunca estuve de acuerdo con eso. Siempre se lo dije y se lo repito, es mi sincera opinión.
Por: EDUARDO SEMTEI
esalvarado1000@yahoo.com
Política | Opinión
EL NACIONAL
Comments are closed.