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Zenair Brito Caballero: Los dictadores se fortalecen

Se nutren con la tolerancia
del pueblo democrático

 

En Túnez acabaron de echar a un dictador, Zine El Abidine Ben Alí, que gobernó férreamente el país africano por más de 23 años. Mientras, en Kazajistán, el Parlamento sometido al Ejecutivo aprobó la realización de un referéndum a favor del presidente, para que se pueda legitimar el proyecto de continuar gobernando el país por nueve años más, sin tener que recurrir a las urnas. (El gobernante Nursultán Nazarbaiev está en el poder desde la era soviética).

Por su parte, el gobierno comunista de Vietnam decretó la vigencia de multas de hasta 2.000 dólares a quien difunda, a través de medios periodísticos (incluyendo internet), informaciones no autorizadas por el Estado o que “no estén en sintonía con el pueblo”. Estas manifestaciones abusivas por parte del máximo poder inmoral, llamado Estado, no deben sorprendernos, pero sí inquietarnos. Aunque parezca irreal, la vigencia y el respeto a los derechos fundamentales de todo individuo están retrocediendo significativamente en todo el mundo.

Un informe reciente de la organización no gubernamental Freedom House reveló que “la democracia retrocede en 25 países” y la represión sistematizada se fortaleció enormemente en varias regiones del planeta. China, Egipto, Irán, Rusia y Venezuela se destacaron principalmente por consolidar las medidas autoritarias en contra de sus ciudadanos.

“Los gobiernos de estos países continuaron incrementando las medidas represivas con escasa resistencia del mundo democrático”, dice una parte del informe. La investigación de Freedom House dio especialmente destaque al boicot impuesto por China al Premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, y a la nueva legislación venezolana que otorgó poderes especiales, por 18 meses, al presidente Hugo Chávez.

El director ejecutivo de la organización, David Kramer, había señalado que, a pesar de que los datos del estudio eran una llamada de atención para el resto de los países, la “comunidad democrática no se está levantando ante el desafío”, por lo que los déspotas seguirán fortaleciendo sus sistemas. La corriente posmodernista, además de la pragmática, generalmente tiende a vanagloriar logros comerciales o económicos bilaterales o multilaterales, desechando a veces “la incómoda” crítica hacia gobiernos hermanos ante los foros internacionales o la opinión pública.

Esto sucede tanto con regímenes conservadores como con dictaduras de tinte socialista. Freedom House señaló también que de los 194 países estudiados, 87 están en la categoría “libre”; 60 figuran en la sección “parcialmente libre” y 47 países del mundo son catalogados como “no libres”. Es decir, 107 naciones, que incluso están en la Organización de Naciones Unidas, que promulgó en 1948 los Derechos Universales de las personas, no son libres.

Aunque la libertad individual siempre será limitada y vedada mientras sigan existiendo los estados nacionales y los gobiernos impongan la idea de que para establecer el orden se necesita de gobiernos, no es menos cierto que algunos países restringen con ímpetu los principios axiomáticos (vida, libertad y propiedad) de cada hombre y mujer de la Tierra.

Hay mucha hipocresía por parte de la comunidad internacional, razón por la cual varios líderes autoritarios continúan gobernando por varias décadas en sus países. No se puede tolerar a regímenes que imponen el terror mediante leyes concebidas con odio, xenofobia, despotismo y rencor. Un gran porcentaje de la humanidad todavía continúa viviendo bajo gobiernos totalitarios, altamente peligrosos para el resto de los países. Los dictadores se fortalecen con cada omisión de los supuestos líderes demócratas.

La democracia ha permitido que muchos de aquellos presidentes populistas lleguen al poder, se fortalezcan, sometan a sus parlamentos e impongan, mediante “la ley”, sus proyectos antihumanos y retrógrados. La libertad no puede ser restringida por votos, tradición o ansias desmedidas de algún tirano.

La vida no puede estar ligada a los deseos de un comunista o fascista que se impuso en la punta de la pirámide sociopolítica ni la propiedad debe estar al servicio de entelequias inservibles para la existencia en este planeta. Mientras se propague la “tolerancia” hacia los regímenes dictatoriales, mientras haya esperanza que los países oscuros cambien y mientras se espera algún “milagro” planetario, los déspotas seguirán fortaleciendo su reino del terror.


Por: Zenair Brito Caballero
britozenair@gmail.com

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