Deuda petrolera una
década roja rojita
La falta de información y lo enrevesado de las operaciones de emisión de bonos no son suficientes para ocultar que la deuda de Pdvsa se aproxima ya a los 28.000 millones de dólares. Este monto es comparable con la deuda total que tenía la nación cuando se desencadenó la llamada “crisis de la deuda” de los años ochenta del siglo pasado, que provocó la devaluación del bolívar y una serie de males consiguientes.
En ese entonces se cuidaba con esmero la estabilidad financiera de la industria petrolera porque se consideraba que era el ancla que impediría el hundimiento de la economía nacional.
Los precios del petróleo rondaban los 20 dólares por barril.
Pero en la década roja rojita que recién finaliza, cuando esos precios han promediado alrededor de 80 dólares y en ocasiones han superado los 100, el manejo irresponsable de Pdvsa y su utilización para fines distintos de aquellos para los cuales fue creada, incluyendo el proselitismo político, ha conducido a que la principal empresa nacional sólo pueda subsistir mediante un endeudamiento creciente.
En el año 2000 la empresa petrolera estatal debía 7.000 millones de dólares. Hoy debe 4 veces más, a pesar de haber obtenido durante la década los mayores ingresos de su historia. Y es que el precio del petróleo no da para tantos guisos y comisiones.
No obstante los inmensos gastos realizados, no han aumentado ni la producción ni la capacidad productiva petrolera, a pesar de los anuncios reiterados de planes de inversión y de asociaciones con empresas extranjeras, que nunca se llegan a materializar. Para colmo de males, entre los activos de Pdvsa se cuenta lo que le deben países chulos que difícilmente van a poder solventar sus obligaciones y a quienes se les suministra el petróleo como dádiva.
Es decir, además de que la economía nacional está a punto de quiebra, en recesión, desabastecida y con una de las inflaciones más grandes del planeta, ya no se cuenta con el recurso de la industria petrolera nacional como tabla de salvamento, porque ella también necesita un salvavidas.
Nadie ha dado cuenta de por qué esta debacle y muy pocos la han pedido. Mientras tanto, el Pimentón Ramírez continúa proclamando mentiras y ocultando verdades, a la vez que ganando indulgencias con el traslado de algunos millarditos para el líder cada vez que a éste se le acaban los reales. Millarditos que financia con nuevos endeudamientos, que debilitan aún más a la industria y deberán pagar los gobernantes del futuro.
Lo que es claro, de bulto, en el caso del Fondo Chino, con el cual se compromete la futura producción de petróleo.
Es de esperar que la nueva Asamblea Nacional, y en particular los diputados democráticos y no las focas, sí exijan una rendición de cuentas e investiguen esa caja negra en que se ha convertido Pdvsa, y qué se ha hecho con el dinero proveniente de un endeudamiento que compromete el futuro de los venezolanos.
Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL
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