Nuestra corta historia de 500 años desde la conquista, un
“vaivén” de acontecimientos signados por la inestabilidad
Ese 17 de diciembre de 1935 a las 11:45 de la noche murió en Maracay, el general Juan Vicente Gómez. Al principio, nadie lo podía creer. Se vivía una tensión dramática, después de 27 años de dictadura, en medio de un despotismo acentuado.
Nuestra corta historia de 500 años desde la conquista, ha sido un “vaivén” de acontecimientos signados por la inestabilidad. Muchos gobiernos militares se han sucedido, después de la independencia de España, entre guerras y caudillismos provenientes de montoneras y cuartelazos.
Esa Venezuela de 1935 correspondía a un país sin instrucción, analfabeta, rural, sin carreteras, enfermo de paludismo, sífilis, malaria, con una esperanza de vida de 35 años, sin suficientes empresas ni industrias y sometido por el yugo militar.
La breve democracia instaurada tan pronto murió Gómez, iniciada con el gobierno de López Contreras, marcó una pauta importante, que permitió la fundación de partidos políticos, el regreso de exiliados, la normalización de la vida política y de los Poderes; además de la búsqueda de una visión democrática moderna, que diera apertura hacia la libertad y los nuevos tiempos.
Pero, en breve lapso, caímos nuevamente en las fauces de otra dictadura: La del Gral. Marcos Pérez Jiménez –por 10 años-. Si bien es cierto, que durante el gobierno del hombre de Michelena se realizaron importantes obras, carreteras, puentes, autopistas y proyectos de viviendas; también es verdad que la tortura y la trampa electoral que vulneraba la decisión popular de elegir nuevos gobernantes, violaba le vida y la decisión del pueblo en libertad.
Afortunadamente, la dictadura se resquebraja por sus propios errores administrativos, político-electorales y aquel 23 de Enero de 1958, un movimiento cívico-militar abrió la oportunidad de instaurar una democracia moderna, nacida de los sufrimientos y atropellos que deja la tiranía, el nepotismo, el despotismo y la violación de los derechos humanos y constitucionales, permitiendo salirle al miedo y arrasar con el yugo dictatorial y derribar el mando y la opresión: Esa es la importancia de esa fecha en la cual se derrumba la dictadura.
Toda esa experiencia acumulada no debe perderse, pues muchas vidas se han perdido en asesinatos políticos y cárceles para complacer la voluntad y estabilidad de un dictador.
Tampoco debemos olvidar los estragos que cometió la Seguridad Nacional, por ello cada vez que sea oportuno, debemos cumplir con la pedagógica actitud de recordar los acontecimientos históricos, que permitan informar a las nuevas generaciones –cortas de conocimiento, por lo general-, de los sucesos recientes de nuestra historia.
Esa ejemplarizante recordación, nos ayudará a vigilar y mantener los principios democráticos en el tiempo.
LUIS ALFREDO RAPOZO
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo
Comments are closed.