HomeElecciónesEl Editorial: La universidad Y las viejas focas

El Editorial: La universidad Y las viejas focas

Quizás ese ejemplo les remueva a los diputados del PSUV lo que les quede de bueno en su conciencia y los conduzca a ser menos sumisos

La universidad Y las viejas focas

El veto del Presidente a la Ley de Universidades aprobada por la vieja Asamblea Nacional entre gallos y medianoche muestra como, en un régimen autoritario, a quien desprecia más el Jefe es a sus propios aduladores. Eso ya lo saben los ministros y otros altos funcionarios, que son acarreados a las manifestaciones de adoración al Comandante y a quienes se les ve temblar en la pantalla a la espera de si ese día los va a regañar, elogiar o cambiar de destino.

Pero en el caso de los asambleístas de la llamada jaula de las focas la humillación llegó al máximo. Después de que los obligaron a aprobar en pocas horas un proyecto de ley redactado por el Gobierno, que no alcanzaron a leer, y que atenta, en muchos casos, contra los ideales que dijeron promover en su juventud estudiantil, el propio Gobierno que se los había impuesto tira a la basura una de las últimas decisiones adoptadas por tan lastimosa Asamblea.

Es cierto que la decisión presidencial se pudiera interpretar como un reconocimiento de las protestas que provocó la ley en los sectores universitarios y en toda la nación, y como un indicio de que si la ciudadanía hace valer sus derechos todavía hay posibilidades de diálogo en Venezuela, sin necesidad de destruir o pulverizar al adversario. Ojalá sea así.

Pero también indica que no es suficiente obedecer al Comandante ciegamente para ganar sus favores. Se debe adivinar, además, cuáles son sus deseos y temores. A veces inescrutables hasta para quienes han hecho una profesión de fe mantenerse a su lado. Porque el Comandante se siente diferente a los demás chavistas. Prueba de ello es que obligó al nuevo presidente de la Asamblea a colocarse unos impolutos guantes blancos para tocar la réplica de la espada de Bolívar, mientras él como Jefe la tomaba con sus manos desnudas.

Como la vieja Asamblea no sirve ni para el recuerdo y ya tampoco para aprobar leyes de encargo, debemos ocuparnos de la nueva, cuyos principales miembros oficialistas son en buena parte los mismos de la anterior. Ahora los diputados del Gobierno no tendrán ante sí solamente al recadero que traiga las órdenes y contraórdenes desde Miraflores, sino a los representantes de un pueblo que los eligió mayoritariamente y que, por ello, les exige que mantengan la dignidad y no acepten ser tratados como focas, para diversión del Comandante.

Quizás ese ejemplo les remueva a los diputados del PSUV lo que les quede de bueno en su conciencia y los conduzca a ser menos sumisos. Tampoco es un mal cálculo. Porque, por los cambios sucedidos en la situación política y en las encuestas, en una de esas el Comandante decide dialogar y de nuevo los desmiente.

Aunque para prevenir cualquier arranque de dignidad de las antiguas focas, el astuto Comandante propuso, y ellos aprobaron, una ley que los castiga penalmente si acaso se atreven a saltar la talanquera y disentir del jefe de la revolución. Esa sí no la ha vetado.


Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL

1 COMMENT

Comments are closed.