Siempre pensamos en la prosperidad al comienzo
de cada año. Abogamos por nuestros planes…
La mayoría somos optimistas, ponemos la esperanza y la fe en Dios. Cada uno de nosotros tiene en mente su sueño, el deseo que las cosas nos salgan bien y de ser felices. Hoy estamos vivos y es un excelente regalo, es nuestra mayor fortuna, es la primera bondad que recibimos de Dios. Cada día debemos darle gracias por ser tan misericordioso con nosotros. Para un cristiano ser pesimista es muy difícil, porque el amor Divino lo eleva sobre lo material y se sobrepone a las condiciones terrenales.
También es cierto que las circunstancias son una realidad. En mi familia acostumbramos para esta fecha programar las cosas y acordamos viajar a París o a Londres. Por allí, en abril o mayo, viendo la situación difícil, entonces no pensamos ir a Europa, sino a Miami o Aruba, y luego en septiembre vienen las vacaciones y nada. La decisión siempre es la misma de todos los años: el viaje es para Boconó. Ahora, la familia me dijo: Olvidemos esos planes y de una vez preparemos las maletas para Boconó. Guardé silencio, porque creo que tienen razón. Es más, no sé si podremos ir.
La realidad es que las condiciones económicas del país para este año no son halagadoras. Nuestros hogares van a sufrir. Se aprobó una reducción del 30 por ciento en el presupuesto ordinario de la nación, las gobernaciones y las alcaldías del país no recibirán las asignaciones que por Fides y LAE le ingresaban a las regiones, acumulando un saldo negativo del 60 por ciento en los presupuestos de los estados y municipios. La tragedia de las lluvias creó una emergencia nacional que obliga al Gobierno a recurrir a los fondos de reserva, descapitalizó al sector agrícola nacional, arruinó la cosecha de este año y algunos de los que esperaban sobrevivir fueron expropiados. Pdvsa mira para los lados cuando le preguntan por dinero. La industria y la banca guardan silencio, tal vez temerosos de que los estén apuntando desde el Ggobierno.
Esto no es pesimismo, es una realidad y como tal tenemos que poner los pies sobre la tierra. Habrá desempleo tanto en el sector privado como en el público. El decreto de inamovilidad del Gobierno es más para los que están afuera que para los que están adentro. La inamovilidad para los que están afuera es que no podrán tener acceso a las fuentes de trabajo, porque no hay, y para los que están adentro su poder adquisitivo estaría extremadamente debilitado frente a una devaluación o a una inflación desmedida. Ambos sufriremos el mal de la depresión, pero no somos pesimistas.
Pesimista es el que no ve futuro, el que arruga ante la adversidad y piensa que el bien no derrotará al mal. Es verdad, hay problemas, pero hay futuro. Es posible que este año sólo vaya para Boconó, pero para el próximo Año Nuevo del 2012 (electo el nuevo Presidente), acepto la invitación para París y el brindis en el Moulin Rouge. ¡Feliz Año Nuevo!
Por: LenÍn Valero
Periodistaleninvalero1@hotmail.com
@valeromarquez.
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