Estuve viendo el almanaque y ya es
evidente que el año 2010 se despide
Como es natural, lo primero que suele pasarle a uno por la mente es tratar de hacer un balance de lo bueno y de lo malo que nos dejó el año viejo –como dice la canción esa de que me dejó una chiva, me dejó una burra, una yegua blanca y una buena suegra y pare de contar-; de lo positivo y de lo negativo que nos dejó a los venezolanos. En este sentido, traté de levantar una corta opinión para compartirla con ustedes.
Entonces, me decidí por hacer algo diferente y opté por salir a la calle a caminar para olfatear el ambiente e ilustrar mis palabras. Así que estuve caminando de un lado a otro por el bulevar, los paseos, los centros comerciales, las fuentes de soda y compartí con mucho cristiano en este campo de investigación.
Bueno, conseguí mucha gente de mal vivir buscando la manera de pillar el descuido de los incautos para arrebatarle un paquete o atracarlo en cayapa: Nueva modalidad que está causando euforia en las multitudes, observen que a una mozuela que recién había sacado dinero de un cajero automático la atracaron dos niñas con sendos bisturís.
El ambiente de inseguridad era impresionante. Sí les digo que había mucha gente de compras en un hábito de consumo desbordado. Compraban cualquier baratija, excitados por la gasolina de gastar, lo cual evidenciaba que había gente con liquidez monetaria, pero desprevenida ante la expectativa del costo de la vida, esperado para el próximo año, en contraposición con mucha gente en miseria indiscutible y sin protección de ningún tipo, con cara de estar pasando trabajo en esos refugios para damnificados.
La basura regada por todas partes; daba la impresión que no se ha pasado por la escuela donde se supone que enseñan a no tirar desperdicios en el piso y en las noches la oscuridad en las vías ponía en evidencia la falta de buen alumbrado. Las costumbres navideñas escasas, me daba la impresión que la gente no está viviendo la Navidad, “quizás la revolución no quiere “tocar” esos elementos capitalistas –pensé-“.
Tengo que decirles que los precios de los alimentos para preparar los platos tradicionales los conseguí altos, diría que especulativos y cualquier artículo de cualquier naturaleza pasaba los criterios de cordura. Aquí me puse a pensar que la gente no sabe comprar ni tiene bien adquirida la idea del ahorro.
También, uno medita sobre las expectativas que se tienen sobre el venidero año. Para seguir con la costumbre de los últimos años, va a ser un período pre-electoral para elegir al presidente que ya anda en campaña desde hace rato. Así que la gastadera de plata continuará, lo cual seguirá incidiendo en el gasto improductivo, para tratar de mantener las cuotas de poder. No se vislumbra proyectos productivos de bienes y servicios, ni aumento del empleo. Al contrario, hay un profundo hedor a devaluación monetaria: no dudo que el bolívar fuerte camine hacia a la debilidad evidente. Lo que sí estoy vislumbrando, no es otra cosa que grandes cambios políticos que necesariamente tienen que flotar o florecer, empezando por una nueva forma de lucha desde la Asamblea que involucre a los conflictos que hay en la calle con la discusión política.
Finalmente amigos, les digo, que el domingo pasado fui a buscar a mi hermano al aeropuerto internacional, pues viene a su terruño, para pasar estos días en las playas del Estado Anzoátegui. Mi sorpresa fue mayúscula cuando observé a una familia despidiendo a una abuela que no quería vivir en Venezuela mientras Chávez siguiera en el poder. El yerno se reía de lo mas sorondo diciendo que había un voto menos de la oposición y pedía al cielo: “¡Ojalá todos se fueran del país!”. Por lo visto, no hay reconciliación en el horizonte. De todas maneras, aspiro que todos tengamos un próspero año nuevo y le pido a Dios que nos enseñe el camino de la luz y la cordura.
Por: Luis Alfredo Rapozo
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo
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