Esa pregunta recorre los confines de la patria…
Como la inmensa mayoría de la población ya sabe que el triunfo de los sectores democráticos no está tan alejado de realidad, la preocupación no es si le podemos ganar a Chávez, sino si ese candidato aceptará limpiamente las reglas del juego y entregará el coroto en sana paz. Por decirlo de alguna manera y viendo crudamente las votaciones, las tendencias, los estudios estadísticos, la economía, el grado de conflictividad y el desgaste del chavismo, la oposición tiene clara posibilidad de ganar por paliza en los estados Lara, Zulia, Miranda, Táchira y Nueva Esparta. Ganaremos abiertamente Aragua, Amazonas, Falcón, Distrito Capital, Anzoátegui, Sucre, Mérida y Carabobo.
Estaremos batallando Apure, Barinas, Bolívar y Yaracuy. Perderemos brutalmente Portuguesa, Guárico, Delta, Vargas, Cojedes y Trujillo. Así, que vis a vis, le llevamos, según mis proyecciones, más de 1 millón de votos adelante. No me acusen, por favor, de triunfalista, estoy hablando de un piche millón de votos. Bueno, pero a la mayoría de la gente, viendo ese panorama que yo también veo, le preocupa que el hombre se atornille en la silla y no la quiera soltar. Yo no me atormento tanto. Y que conste que no quiero hablar del caso de Pérez Jiménez, aunque viene como anillo al dedo.
Y es que la experiencia no es para menos.
Perdió el referéndum constitucional y acusó la derrota bautizándola “gráficamente” como una victoria de mierda de la oposición. Perdió la Alcaldía Metropolitana y la desapareció de la faz de la tierra, es decir, no aceptó la revolcada, y por último anda azuzando a los militares a que digan que se van a alzar si llegada la hora del patíbulo comicial.
La hoja de la guillotina electoral corta filosa las esperanzas de continuismo.
No es para tanto. En primer lugar, a pesar de que ha habido un permanente bombardeo ideológico hacia los cuarteles, amigos míos, esa consignita “patria, socialismo o muerte” no se la acaban de tragar los oficiales. Y, según cuenta el general Antonio Rivero que, por cierto, está en el centro de siete promociones de oficiales, la presencia de los cubanos que ordenan, planifican y mandan en los cuarteles venezolanos es peor vista que aquella de la misión militar estadounidense que una vez ancló en Fuerte Tiuna. Cuando el golpe de Estado de Carmona Estanga, aquella especie de locura, tengo la idea de que la inmensa mayoría del Estado Mayor Conjunto no se cuadró precisamente con el presidente Chávez. En mi carácter de observador/ opinador/hablador, yo creo que ni siquiera 10% de los militares venezolanos acompañaría a quien se atreviese a desconocer unas elecciones y a alzarse con el coroto. En materia civil, el cuerpo fundamental de la sociedad venezolana es esencialmente democrático y ocurriría una huelga general masiva, como nunca antes se ha visto en Venezuela. No funcionará nada. Ningún negocio abrirá. Ninguna fábrica.
Es un arma más poderosa y letal que la de los propios militares. El cuadro internacional lo terminaría ahogando.
Los enemigos que se ha creado a lo largo de estos años: Perú, Chile, Costa Rica, Colombia, Estados Unidos, Canadá y México, romperían relaciones de inmediato y la OEA lo expulsaría, es decir, no podría comerciar con una parte importante de América. Los europeos lo condenarían y los asiáticos, de igual manera.
Sería estrangulado económicamente. Y con los voticos de Nicaragua, Bolivia y Ecuador no va pa’l baile. Así que si pierde, amigos, entregará.
Escríbalo.
Por: EDUARDO SEMTEI
esalvarado1000@yahoo.com
Política | Opinión
EL NACIONAL
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