En la última encuesta tiene 23% de apoyo. No
tengamos miedo ante esa hemorragia de fuerza bruta
Chávez, sus focas y sus jueces tarifados lograron en este mes de diciembre de 2010 protagonizar la deshonrosa historia del país que ha batido todos los récords de abusos, violaciones a la Carta Magna, excentricidades y brutalidad característicos de las banana republics. El presidente-comandante -como le llaman sus acólitos- decidió en esta Navidad obtener el título de dictador con “méritos” sobrados. No hay editorial o relato de los miles emitidos por la opinión pública nacional e internacional, que no haya calificado la situación de Venezuela como de una dictadura. Peculiar, si se quiere, porque quienes nos están leyendo dirán que todavía no tenemos una tiranía absoluta, dado que quien esto escribe puede decirlo sin que “por ahora” me hayan puesto presa o hayan clausurado al periódico que lo publica. La respuesta a tal argumento es que los medios y periodistas que aún sobrevivimos (algunos han sido víctimas de multas, amenazas de cierre, atentados y bombas de La Piedrita) constituimos una especie de coartada o “prueba material” de que en Venezuela hay libertad de expresión. La valiente RCTV y las 34 emisoras confiscadas y cerradas hace más de un año no tuvieron esa suerte. Hoy la autocensura domina los contenidos de los medios nacionales y no hay día en que Globovisión no reciba alguna amenaza de cierre o multa que la pone al borde de la ruina. Las nuevas leyes salidas de la chacinera parlamentaria le permiten al dictador controlar contenidos, cerrar, confiscar o multar a los medios y sites de Internet, amén de suspender la concesión de radio y TV y pasarla a manos del “Estado soy yo”.
Tal originalidad del comandante llama la atención del Departamento de Estado norteamericano al decir que, de modo “creativo”, Chávez instaura una dictadura mediante ciertos simulacros democráticos. Hace elecciones controladísimas por sus amazonas del CNE y por las “leyes” de sus prolíficas focas, que le otorgan la aureola de demócrata pero, cuando las pierde total o parcialmente, ordena que hagan “leyes” y dicten “sentencias judiciales” para anular el contrapeso opositor. Así, el dictador puede seguir actuando bajo una cada vez desacreditada máscara democrática. Chávez anula durante año y medio al Poder Legislativo como institución ineludible en democracia, al abarcar con la Habilitante desde las “infraestructuras, el transporte, los servicios públicos, vivienda, ordenación territorial, el desarrollo integral y uso de tierras urbanas y rurales, el sector financiero y tributario, hasta la seguridad ciudadana y jurídica, la defensa, la cooperación internacional y el sistema socioeconómico”. Es decir, Chávez controlará TODO a su antojo, de espaldas a los 67 diputados elegidos en las filas de la alternativa democrática (a quienes al nuevo reglamento de debates solo le falta flagelarlos y colocarles grilletes) y de gobernadores y alcaldes ahogados financieramente por quien maneja la Hacienda Nacional como si fuera su chequera personal. Incluyamos la sentencia brutal de 19 años de prisión para el diputado Mazuco, la de 30 años contra los comisarios y las vejaciones y violación de los derechos de la jueza Afiuni como prueba de la podredumbre alcanzada por el Poder Judicial y del carácter dictatorial del régimen.
Múltiples ONG, más de 12 organizaciones políticas internacionales y hasta voceros de varios gobiernos han manifestado su preocupación por la deriva dictatorial expresada en la Ley Habilitante, sobre la cual juristas dentro y fuera del país han expresado la invalidez de esa delegación por 18 meses hecha por quien ostenta la competencia, dado que los poderes de la presente AN caducan el próximo 04-01-2011.
Tanta prisa atropellada y tan poco disimulado afán dictatorial han encontrado una misma explicación en los analistas foráneos y nacionales: el todopoderoso Chávez está perdiendo el verdadero poder, es decir, el poder del pueblo. Donde quiera que va solo encuentra reclamos por todas las promesas incumplidas en materia de vivienda, salud, trabajo y seguridad. Los damnificados sienten en carne viva una miseria lejana de la “dignificación” prometida. Fracasó Juan Charrasqueado con pistola al cinto, quien con siete batallones militares intentó confiscar en el Sur del Lago el fundo del bravo Chucho Meleán, un anciano de 94 años, quien le ha plantado cara hasta hoy: O le pagan lo que vale su finca, o no sale del predio, defendido por sus más de doscientos trabajadores. Se alzan los productores del Sur del Lago, se alzan profesores y estudiantes universitarios; se alzan las academias, se alzan los sindicatos, se alzan los empresarios; es decir, se alza el pueblo. En la última encuesta Chávez apenas tiene un 23% de apoyo. Así que no tengamos miedo ante esa hemorragia de fuerza bruta. ¡Feliz Navidad!
MARTA COLOMINA | EL UNIVERSAL
mcolomina@gmail.com
domingo 26 de diciembre de 2010
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