Violencia oficialista: Amargas Navidades
El oficialismo se coaligó para secuestrarles las Navidades a todos los venezolanos. Este diciembre de 2010 será recordado como una pesadilla. Desde el Presidente de la República y sus ministros, pasando por el vicepresidente ejecutivo, la Asamblea Nacional y sus diputados, los medios del Estado controlados por los agentes del partido de Gobierno, todos se conjuraron para hacer ingrata y triste la temporada decembrina.
Tradicionalmente, era la época del reencuentro familiar, de la alegría y de compartir entre amigos. Se dejaban atrás las penas personales del año, se formulaban votos por la felicidad de la gente, de todos los ciudadanos, de los extranjeros que trabajan y luchan como los venezolanos por la mejor suerte de este país.
Incluso bajo el Gobierno de la revolución bolivariana, en años anteriores, la tradición no se había roto. Aunque el jefe del Estado no formulaba votos de felicidad para todos los ciudadanos -porque para eso fue elegido, para ser presidente de todos-, por lo menos no se empecinaba en estorbar la alegría ajena. Amenazaba a la mitad del país, que ahora va en aumento, y pretendió celebrar sólo con los suyos. Bueno, no había nada que hacer. Pero este diciembre de 2010 el régimen de la revolución le secuestró las Navidades a toda la nación. La violencia oficial no tiene precedentes.
La vorágine de leyes aprobadas por la Asamblea de los incondicionales no tuvieron ni tienen otro propósito que el de atornillar los mecanismos de la dictadura y someter a la gente. Las normas para el control comunicacional parecen calcadas de Bielorrusia, o de Irán, o de Corea del Norte. No respetaron ni Internet. La espada de Damocles de la ley amenaza a todo venezolano pensante que se atreva a disentir del régimen. O que se atreva a criticar a los prohombres de la revolución.
Debido a que el presidente de Fedecámaras condenó la confiscación de tierras en el Sur del Lago, inmediatamente se le amenazó con investigarlo y poner su caso en manos del Ministerio Público. Es la mejor y más expedita manera de callar a todo el mundo, nadie se atreverá a disentir porque de inmediato será juzgado y, desde luego, condenado. La ley es un instrumento de represión y no de justicia ni de respeto a los derechos constitucionales. La Constitución ha sido abolida por el régimen bolivariano.
Ya no hay Navidades para el pueblo. El pueblo ha sido convertido en un objeto de demagogia, burlado una y otra vez, ahora se busca alojarlo en ministerios y oficinas públicas. Es una farsa que no oculta su rostro inhumano. Cuanto engaño, cuantas promesas fracasan ante la realidad.
Estas han sido unas Navidades con la Guardia Nacional detrás de la gente. Si un estudiante quiere manifestar o protestar por la abolición de la autonomía universitaria, aparecen los pelotones artillados de la GN. En una palabra, el Gobierno nos secuestra las fiestas navideñas y se dispone y prepara para confiscar al nacer el año 2011.
Por: Redacción
Política | Opinión
EL NACIONAL
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