“Se nos va el año en medio de
una verdadera tormenta política”
Ocasionada por el propio Jefe del Estado, quién no halla como mantener el control sobre el país ante una coyuntura que le es adversa.
El presidente pensaba que mandaría en Venezuela hasta que le salieran canas en las narices, oídos y que nada cambiaría en el entorno nacional:” ¡Qué iluso! –Diría cualquier cristiano con tres dedos de frente-”.
Pero si algo debe saber un marxista, es que la realidad es cambiante y dialéctica, a la vez de entender, que nada es estable permanentemente. Esto no lo consideró-el presidente- a la hora de sacar cuenta y echar cuentos fastidiosos en cadena nacional para convencer a la gente que duraría toda la vida con el coroto.
Querer controlar a sus diputados, a tal punto de prohibirles pensar de modo propio, es una barbaridad. Es el colmo de la imbecilidad ante el culillo que ve por todas partes a que cualquier güelefrito le lleve la contraria y emita una opinión con criterios yuxtapuestos a sus designios.
Cuando pide una ley habilitante con 18 meses de tiempo para dictar las leyes no solo usurpa las funciones de la Asamblea, sino que también deja claro la intolerancia para entenderse con el resto del país. Todo indica que estamos en plena crisis política del gobierno de Hugo Chávez.
Una situación explosiva que lo aleja de la silla Miraflores y que pararía en seco el socialismo insepulto que no ha logrado implementar y que el por el contrario mantiene al país en una especie de desorden de gestión, ahogado en la corrupción e improvisación.
Está viviendo el gobierno de Chávez uno de sus peores momentos. Es como si se jugara a la bella Rosalinda en un juego de dados. Pero en este caso tiene todas las de perder.
Porque el hecho de querer implementar sus ideas atropellando a la gente, amenazando a cualquier personalidad o grupo y tildarles de oligarcas para facilitar tomas de propiedades y derechos no puede dejar nada bueno en la opinión pública.
De allí que se piense, que jugarse a Rosalinda no es otra cosa que implementar una dictadura feroz que nos recuerda los peores momentos de los sátrapas que reinaron en Latinoamérica en la década de los años cincuenta y años posteriores, cuando se metía preso a cualquier sujeto y se llevaban sus huesos a la podredumbre, por mero capricho como a la doctora Afiuni, al Capitán Otto Gebauer, y un sin fin de ciudadanos que por una u otra razón fueron independientes o contrarios políticamente, o simplemente pagaron con su libertad su poca simpatía ante el dictador.
Naturalmente, que la cosa se pone fea para las próximas elecciones presidenciales, cuando se ve claramente que el presidente hará de todo para quedarse en Miraflores y mas aún con el Poder que tiene controlando los demás Poderes y con un grupo de cartas en la mano,que maneja como leyes sustitutas al libre albedrío, amenazando a medios, gentes y a cualquier cristiano
LUIS ALFREDO RAPOZO
luisrapozo@yahoo.es
@luisrapozo
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