¿El Parlamento es una banda armada?
Este gobierno, como todos los de tendencia totalitaria y, por ende, con pretensiones hegemónicas cuando han nacido en democracia -por la tolerancia, la antipolítica y demás cretinismos de los sectores más atrasados de la sociedad- se aprovechan de su origen para darle un barniz de legitimidad a todo lo que se proponen hacer, a posteriori, para acabar con esa misma democracia que les permitió llegar al poder.
En el plan político que conduce a la hegemonía y a la perpetuación de la misma gente en el poder, ad infinitud, existen varias etapas todas aparentemente legales, a saber, la toma del control de la propiedad de los medios de producción, el estatismo más aberrante que lleva a controlar hasta las ventas de empanadas (¿remember la ruta de la idem?), el control de los medios de comunicación, la prohibición de incursionar libremente por las redes sociales de la Internet, etc. A todo eso le van llegando por etapas, pero lo que caracteriza en lo fundamental a los gobiernos tiránicos es propiciar el miedo a través de bandas de forajidos, malvivientes, vagos tarifados que reprimen directamente cualquier marcha, manifestación o protesta para dar la idea torcida de que no es el gobierno el que reprime, sino “espontáneas” masas populares que defienden el proceso revolucionario.
El primer ejemplo de esta estrategia delincuencial que traemos a cuento, es el de las famosas bandas armadas de Hitler, pues son de ingrato recuerdo los pogrom, incluido asesinatos, realizados en la Europa ocupada por la Sturmableiteing (SA), organización paramilitar del Partido nazi dirigida por Ernst Röhon, una especie de Lina Ron hecho hombre en la Alemania del siglo pasado. Sus primeras víctimas fueron los judíos y prosiguieron con todos cuantos resistieron la uniformidad para concluir con el Holocausto.
Otro ejemplo más cercano es el que ocurría en la mil veces sufrida isla de Haití, donde Duvalier (el viejo) mejor conocido como Papa Doc se mantuvo tanto tiempo en el poder gracias a una especie de Guard du corp que mantenía, llamada los Tonton Macoutes, que era una verdadera máquina infernal de torturar, apalear y asesinar a todo el que se opusiera a los designios del bárbaro dictador sucedido en el poder por su hijo “Baby Doc”. Esta organización estaba formada por varios miles de hombres y eran conocidos por portar gafas oscuras y machetes largos de cortar caña de azúcar y por mostrar en lugares públicos a sus víctimas para escarmiento de la población.
Estos métodos de amedrentar a la población también lo utilizan en Cuba, desde el inicio de la revolución, para mantener la oprobiosa dinastía de los Castro. Eso no ha cambiado, ni por el supuesto alejamiento de Fidel y la rotación entre los octogenarios hermanos, ya que la semana pasada las Damas de Blanco fueron agredidas por personas afines al régimen castrista cuando conmemoraban, nada más y nada menos, que el Día Internacional de los Derechos Humanos. El colectivo se disponía a concentrarse en el monumento de Martin Luther King, y regalar gladiolos blancos y copias de la Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Fue entonces cuando varias personas las insultaron y agredieron.
Entre nosotros, desde que Chávez llegó al poder se han visto manifestaciones de este tipo y los periodistas han sido sus primeras víctimas. El gobierno ha propiciado, estimulado y armado, a verdaderos grupos paramilitares para ese mismo deleznable propósito de sembrar miedo mediante el terror e ir así diezmando la protesta popular con esas actitudes bárbaras. Las últimas víctimas propiciatorias del malandraje político oficialista han sido las autoridades de la Universidad de Carabobo, en la oportunidad de ir a la Asamblea Nacional con el ingenuo pero sincero propósito de ser escuchados por los parlamentarios. La respuesta fue insultos, golpes y agresiones de todo tipo.
Ahora, a partir de enero, nuestros parlamentarios recién electos se van a encontrar con el desagradable y amenazante reto de tener que pasar, diariamente, en medio de esas turbas tarifadas cada vez que vayan a cumplir con sus labores parlamentarias. Ojalá no termine el próximo parlamento como aquel de 1848 cuando Monagas decidió asaltar el Congreso y se produjeron varias lamentables muertes, entre ellas la del héroe patriota Santos Michelena. Ese es el camino que han escogido quienes se han enseñoreado en el poder, pero está cercana la hora en que deban rendir cuentas de sus atropellos.
De cara a ese futuro promisorio y mientras tanto, a pesar de todo, les deseo una Feliz Navidad y un Feliz Año 2011, que va a ser el año víspera de la madre de todas las batallas por la democracia y la libertad… ¡y la vamos a ganar!… Está escrito en el cielo. We will comeback.
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