Aquí y ahora…

Definitivamente, Chávez siente como el favor de la gente se le escapa de entre los dedos. 12 años de promesas incumplidas han erosionado, casi de manera irreversible, la confianza depositada por grupos de la población que creían en las posibilidades de salir de la pobreza (obtener vivienda propia, salarios dignos con baja inflación, alimentos al alcance de todos, seguridad personal, acceso a servicios de salud adecuados, educación autónoma; en fin, una existencia en progreso, paz y libertad). Las condiciones de vida de los venezolanos son cada vez más duras.

El PSUV es un partido colmado de sectarismo, en el cual el fantasma del fraccionalismo se hace presente con fuerza. La viabilidad de engranar seguidores activos y comprometidos se evapora. Las lealtades se compran como cualquier bien transaccional dentro del sistema capitalista, con las nefastas y perversas consecuencias de erosionar y prostituir la mística y la capacidad de lucha de la militancia de base y la dirigencia media. Para percatarse de este descontento basta con darle una lectura a las posturas contestatarias ventiladas en el portal oficialista www.aporrea.org.

Un delegado al Congreso Ordinario del PSUV hace el siguiente planteamiento, indicativo del grado de frustración que sienten numerosos activistas: “En el PSUV proliferan grupos y subgrupos que se mueven como peces en el agua para sobrevivir en medio de intereses de grupos y subgrupos de mayor poder o dominio en lo político y económico. Es una especie de carrera por mantener el control de la torta, como lo he dado en llamar.

¿Qué intereses se estarán moviendo en el interior y en el entorno de las supuestas tendencias o grupos que hacen vida interna?…”.

Otro afiliado expresa su desencanto, denunciando que “para nadie es un secreto la forma como muchos dirigentes del PSUV vienen actuando individualistamente y a criterio propio para sacar provecho al proceso revolucionario y causar divisiones internas a su antojo. Esto lo venimos viendo a escala nacional y especialmente en el Estado Carabobo, estado donde se gestó la Cosiata y la traición a nuestro Libertador Simón Bolívar, repitiéndose la historia, actualmente, con el proceso revolucionario que lideriza nuestro comandante Hugo Chávez Frías” Hay quienes claman por la radicalización de la revolución, para acabar con los que ellos califican aprovechadores de oficio, que sólo apuntan a medrar dentro del régimen. Enfatizan que “están dados todos los ingredientes para crear la corriente radical dentro del PSUV”. Reconocen que “hay malestar en las bases, hay preocupación y sobre todo hay una burocracia (…) que está colmando cuanta paciencia habida y por haber, que sataniza a los líderes revolucionarios de base, que señala a los líderes sindicales, que veta a los críticos…

Ahora, la gran pregunta es ¿cómo hacer frente, de una vez, a esta situación…?”.

El PSUV es un parapeto para ganar elecciones, incapaz de instrumentalizar una orientación ideológica y formular políticas públicas a favor del colectivo. Ante esta realidad, la base de sustentación de Hugo Chávez depende, umbilicalmente, del apoyo militar que logre conservar. Entonces la ecuación es muy sencilla: “Pierde, sostenidamente, apoyo popular; más un partido clientelar, sin base de sustentación, igual a mayor represión y restricción de libertades ciudadanas”.

Feliz Navidad y Año Nuevo para todos. Nos vemos, si Dios quiere, el 14 de enero de 2011.

Por: FREDDY LEPAGE
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