“La descoordinación entre
las autoridades es fatal”
“No hay que olvidar que los gobernadores y los alcaldes son las primeras autoridades de protección civil de sus respectivas jurisdicciones”, señala Antonio Rivero, ex director de Protección Civil. Antonio Rivero, ex director de Protección Civil, considera que el Gobierno incumple la ley al no trabajar con gobernadores, alcaldes e instituciones privadas para atender la emergencia por las lluvias
Cuando fue director nacional de Protección Civil y Administración de Desastres, el general Antonio Rivero procuró cultivar la credibilidad ciudadana, lo mismo desde un campo inundado por un río crecido que desde una tienda de campaña durante un operativo de Carnaval. A pesar de que no está en el cargo desde 2008, mantiene tonificado el músculo para nadar en aguas mediáticas: hoy, sin embargo, la prensa no lo busca para obtener declaraciones oficiales, sino sus opiniones expertas.
En medio de la contingencia, recuerda un dato que fácilmente puede ser soslayado por los temporales que arreciaron desde la última semana de noviembre. Desde 2001, existe una Ley de Protección Civil y Administración de Desastres que establece principios de actuación como el de la coordinación, que aplica de modo especial cuando se declara una emergencia como se hizo en Falcón, Vargas, Miranda y Caracas: “La declaratoria implica precisamente un llamado del Gobierno nacional, la máxima instancia controladora y ejecutora, para el trabajo articulado con todas las instituciones públicas y privadas”.
Que Rivero lo recuerde no es caprichoso, sino el resultado del análisis de acciones que considera erróneas. Caracas y Miranda tienen gobernadores y alcaldes que han sido mantenidos al margen por el Ejecutivo durante la contingencia.
El general precisa la letra de la ley: “No hay que olvidar que los mandatarios regionales y municipales son las primeras autoridades de protección civil de sus respectivas jurisdicciones”. A ello se suma que otras instituciones, como el Ministerio de la Defensa, se solaparon otra vez a Protección Civil en la administración de la emergencia. “El director nacional es una persona amarrada, porque ocupa un cargo que está en la quinta categoría de la estructura del Estado”.
–¿Cuál es el efecto de la descoordinación de las autoridades nacionales con las estadales y municipales?
–Es fatal. Hay un mayor impacto en la tragedia, se produce otro daño a los afectados, porque sienten rencor y resentimiento ante esas situaciones.
–¿Y cuál es el impacto que tiene la ausencia de coordinación en una operación humanitaria?
–Se provocan redundancias o acciones aisladas; quedan lugares sin atender; el caos se mantiene y hasta el propio Gobierno pierde control sobre la situación.
–¿Usted cree que hay incumplimiento de la ley?
–Sí lo hay, porque cuando el Gobierno declara la emergencia debe trabajar con todos. Más allá de lo que dice la ley, en una situación como ésta un gobierno debe coordinar para atender mejor las áreas afectadas.
–Hemos percibido la falta de información consolidada. Protección Civil no divulgó, por ejemplo, número de víctimas el fin de semana pasado…
–Es parte de lo que se trató de hacer conmigo. Al principio fui muy cauto, pero después entendí la importancia que tiene dar las cifras. Puede haber un mensaje preventivo cuando se dice que ocurrió un accidente con cuatro muertes.
La información genera certidumbre. Lo importante es no sólo dar las cifras para causar pánico.
–En la emergencia, hemos visto direcciones de Protección Civil municipales y regionales con pocos recursos…
–Las direcciones regionales y estadales son la columna vertebral. Falta recurso humano especializado. No hay que tener personal solamente para la logística y para búsqueda y salvamento. Necesitas expertos que puedan hacer evaluación de riesgo o ingenieros agrónomos que establezcan cómo la pérdida de un sembradío afectará la alimentación de una población.
— Pero parecen carecer también de recursos materiales…
–Este gobierno hizo un aporte muy importante después de la tragedia de Vargas de 1999. Cuando llegué al cargo comencé a distribuirlo, pero me di cuenta de que no cubriría ni 30% de lo requerido. En 2005, hice un proyecto por 500 millones de dólares. Soy militar y entiendo las necesidades de la Fuerza Armada Nacional, que entonces compraría 5 millardos de dólares en armas. Pero, ¿por qué no dedicar más dinero a la prevención de desastres?
–¿A quién presentó el proyecto?
–Al Gobierno, a Planificación… Lo vieron, lo modificaron…
–¿Y qué pasó?
–Nada.
–¿Estaría mejor equipado el sistema si se hubiera ejecutado el proyecto?
–No sólo es el recurso material. Lo más importante es el recurso humano. Protección Civil no sólo debería ser una organización sino una política de Estado. La ley dice que todos los poderes forman parte de ella, pero nadie se acuerda de eso sino hasta que pasa una emergencia.
–¿Cree que Protección Civil debería tener mayor jerarquía en el Estado?
–Es un organismo que está debajo del Presidente, el vicepresidente, los ministros y viceministros.
–¿En otros países la situación es diferente?
–Italia y Rusia tienen las organizaciones más ligadas al tope del poder. Se puede decir que México también. Italia tiene un jefe de Protección Civil que es casi la mano derecha del primer ministro y tiene grandes atribuciones.
–Hay gran preocupación con el tema de los refugios…
–No hay refugios. Cuando estaba en Protección Civil se construyeron dos, que son modelo nacional, en Táchira.
Pero el plan fue abandonado.
Debería haber más, pero es difícil decir cuántos. En una situación como ésta necesitarías una ciudad. Ahora mismo se trabaja con refugios habilitados, pero debería existir capacidad para evitar interferir con otras instalaciones como las escuelas.
–¿Qué le pareció la oferta de mudar familias damnificadas a Miraflores?
–Demagogia. Una barbaridad.
–Las acogió en el Palacio Blanco…
–Inicialmente habló de meterlas en el despacho…Pero si habilitó uno de los cuarteles de la Guardia de Honor está bien. El punto es que se busca desviar la atención de una mala praxis. ¿Por qué no se habla de La Casona? Debe haber consideraciones políticas que desconozco.
–¿Qué hemos aprendido desde la tragedia de Vargas?
–Hemos aprendido desde Vargas, pero no lo haremos bien mientras no haya concertación. El aprendizaje debe sistematizarse. ¿Cuántas veces no fui a la Asamblea Nacional para proponer una ley orgánica con esa sistematización? Lo hice muchas veces.
“No hay que mezclar la política con el dolor de los afectados”
Un día después de que el Gobierno declaró la emergencia por lluvias en Miranda, Elías Jaua, vicepresidente de la República, se reunió en el aeropuerto de Higuerote con los seis alcaldes de la región Barlovento, la más afectada, para discutir acciones para atender la contingencia. Pero ni el gobernador Henrique Capriles Radonski ni Víctor Lira, director de Protección Civil en Miranda, estuvieron presentes.
“No nos llamaron”, dice el último, que responde con ironía cuando se le pregunta cómo han sido las coordinaciones entre el Ejecutivo nacional y el estadal en la coyuntura. “No tendrás mucho que escribir”.
Lira, cuya organización ha entregado despachos de prensa mañana y tarde para señalar el alcance de la afectación por las lluvias, no deja de pensar en que la situación es lastimosa: “He venido diciendo que en momentos como éste no hay que mezclar la política con el dolor de los afectados. Es insólito que no nos podamos sentar en la misma mesa”. Un día antes, el gobernador y el vicepresidente habían tenido una conversación telefónica que anticipaba un mejor ambiente después de 12 días en que los temporales crearon caos en Miranda. Pero ha sido uno de los contactos excepcionales entre los niveles ejecutivos.
Lira, por ejemplo, también se comunicó con Luis Díaz Curbelo, director nacional de Protección Civil, para pedirle al Gobierno que declarara la emergencia en la entidad mirandina. La petición fue atendida con prontitud. “Una vez que la declararon lo llamé y me le puse a la orden. Le pregunté qué debía hacer, dónde debía ir”, recuerda el funcionario, que también suministró estadísticas para la dirección nacional cuando le fueron solicitadas. De allí el desconcierto por la carencia de contacto cuando se dio la reunión de Higuerote.
“La descoordinación demuestra que tenemos que realizar mayores esfuerzos. Con acuerdos, llegaríamos más rápido a los sitios necesitados. Aquí no estamos distinguiendo la preferencia partidista de cada quien para atender los casos y hacer el trabajo”, señala. Pero el cisma político aflora incluso en las desgracias.
Por: DAVID GONZÁLEZ
dgonzalez@el-nacional.com
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