El presunto “afán de presencia” de Hugo Chávez ha sido tema de análisis de varios psiquiatras
En todas partes y en ningún lado
Valencia (REDACTA).- Todos lo saben: Una imagen vale más que mil palabras. Hugo Chávez acaba de preferir las mil palabras, al ordenar la desaparición de su cara impresa con saco y con verde oliva, besando a una anciana y bateando, alzando a un niño y manejando un tractor. Tampoco se quiere ver acompañando a funcionarios en la promoción de obras, en su mayoría inconclusas. Analistas políticos interpretan que el Presidente se desdibuja de la calle porque la gente vinculó su imagen con ineficiencia.
Trece días después de la publicación en Gaceta Oficial del decreto 7.836 de la Presidencia de la República, todavía Valencia exhibe sendas pancartas con la imagen del primer mandatario. Amén del alto costo monetario que pueda suponer removerlas, no debe ser fácil descolocar tantos metros de material, concuerdan los especialistas. La ciudad y el país entero llevaban más de 11 años tapizándose de Chávez.
El decreto prohíbe el uso del nombre, imagen y figura de la persona del Presidente de la República para la identificación, nombre, denominación, caracterización, tipificación, calificación y designación de la generalidad de las obras de infraestructura de cualquier naturaleza.
Pero ¿qué hay detrás de la retirada, más allá de una valla desnuda? Herbert Koeneke, coordinador del posgrado en Ciencia Política de la Universidad Simón Bolívar, ratifica que el Presidente da un viraje de 180 grados después de cultivar por más de una década la antítesis, el llamado culto a la personalidad.
“A Chávez le gusta tener un perfil muy elevado”, concluye el académico antes de empezar a desmenuzar su interpretación del giro: Muchas de las obras en las que se le vincula no se concluyen. “La gente se ha comenzado a dar cuenta que esa figura omnipresente no resuelve los problemas”. Suprimirla pudiera ser un remedio para “curarse en salud”, antes de las presidenciales de 2012.
En todas partes y en ningún lado:
La disposición aplica desde el 19 de noviembre para construcciones, edificaciones, establecimientos, recintos, instituciones educativas y médico asistenciales, lugares o sitios públicos, vías de comunicación y cualquier tipo de bien inmueble cuya propiedad, administración, gestión directa, tutela, control, construcción, elaboración y supervisión se encuentre asignada a los órganos de la Administración Pública Nacional (Artículo 1).
Aunque la reiteración de la estampa pudiera tender a una merma en la imagen de respeto y de cuidado que debería existir en torno a la primera magistratura, el politólogo José Vicente Carrasquero balancea así estos dos elementos: En la medida que Chávez ha ido multiplicando su nombre y figura en todo el país, al mismo tiempo ha ido aumentando la correlación de obras no atendidas. Así, la gente ha aprendido a asociar la ineficiencia con su rostro, concuerda.
El hecho, sin embargo, no significaría un eventual fin del “culto a la personalidad”, pues ésta es una categoría que según los entendidos tiene dos vertientes; la presencia mediática y la propia participación de la figura en la vida pública.
El presunto “afán de presencia” de Hugo Chávez ha sido tema de análisis de varios psiquiatras, desde que María Josefina Bustamante (venezolana con doctorado en Harvard) fuera pionera en concluirlo luego de estudiar la personalidad del Presidente. “Narcisismo e histrionismo” marcaron el veredicto de la especialista ya fallecida, refresca Koeneke.
De buena fe:
En las regionales de 2008, Chávez alzó el brazo de candidatos que se creían fuertes pero que resultaron derrotados como Aristóbulo Istúriz en Distrito Capital, Diosdado Cabello en Miranda y Mario Silva en Carabobo. “El siente que su figura, en cierta forma, se ha erosionado y que su perfil alto no es garantía de que va a tener éxito”, infiere Koeneke.
Como toda norma, ésta tiene su excepción. El artículo 4 del decreto alega que el nombre, imagen y figura presidencial podrán usarse sólo con la autorización previa del mandatario, para actividades políticas o sociales y campañas publicitarias o propaganda. En rueda de prensa, el alcalde valenciano Edgardo Parra declaró que no retirará los carteles y anuncios ya impresos en los que sale abrazado con Chávez, señalando el horizonte. En adelante, se abstendrá.
Pero esta también es una norma sin sanción. En los 11 artículos no se hace mención a castigos. Sólo se exhorta “al pueblo en general, así como a las organizaciones y movimientos populares, a colaborar en todo cuanto sea necesario para el cumplimiento de los propósitos y objetivos”.
Carrasquero, también profesor titular de la USB, cree que no es necesaria sanción. “Después de todo, en el sector oficial hay mucho sentido de la obediencia al Presidente. Seguro la mayoría de seguidores le hará caso y quitará rápidamente su imagen”. El articulado deja entrever que la fotografía oficial con la investidura de la banda y el tricolor al fondo (herencia de la llamada Cuarta República), no desaparecerá.
Por: Daniel Pabón
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