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EL METRO POR DENTRO: trabajadores descontentos por medidas “inteligentes” de El Troudi

EL METRO POR DENTRO

 

No están contentos los trabajadores del Metro de Caracas frente a las “medidas” inteligentes adoptadas por el presidente Haiman El Troudi para tranquilizar a los airados usuarios.

Les molesta la obligatoriedad de que los empleados de oficina de este sistema de transporte deban hacer guardias en estaciones críticas, acompañados de efectivos de la Policía Nacional y algunos “guapetones” de los consejos comunales.

Dicen que no quieren estar presentes cuando ocurran encontronazos con pasajeros molestos que se quejan del pésimo servicio, mientras los jerarcas el único trabajo que tienen es asistir a reuniones del PSUV.

Los rebeldes del Metro:

La reciente protesta ocurrida en el Metro de Caracas, es una clara radiografía del pasado y el futuro de esta mal llamada revolución bolivariana. Tras padecer el rápido deterioro y pésimo servicio de una institución en manos del Estado, los usuarios -y usuarias- se colman y dejan conocer su muy justificada indignación.

Como ciudadanos, tenían derecho a protestar desde hace rato; pero el episodio culmina con una redada que ya quisiéramos ver contra la delincuencia y no contra gente trabajadora que está esperando su tren a primera hora de la mañana. Mujeres, adultos mayores, todos recibieron empujones y atropellos de la recién creada Policía Nacional y fueron privados de su libertad mientras el Gobierno veía qué hacer con esa papa caliente.

Más de 30 venezolanos presos porque se habían hartado de tener que transportarse en una chatarra, donde no caben los pasajeros, donde son transportados como ganado, donde el aire acondicionado y las escaleras mecánicas -ojo, tercera edad- no funcionan. Donde las goteras en época de lluvia brindan un patético espectáculo. Donde los trenes no son suficientes y para colmo hacen largas paradas durante los viajes, a veces dentro de los túneles, forjando así una pesadilla que ni la más delirante película futurista de ciencia ficción hubiera imaginado.

La ola de opinión pública presionó al Gobierno a otorgarles libertad plena. Podemos decir que eso era lo justo, lo que tocaba. Pero es que hay que decir aún más: nunca han debido ser detenidos, y menos en esa forma, digna de países realmente bananeros.

Las redes sociales y los medios de comunicación se encargaron de difundir la injusticia; pero no hay que subestimar el “boca a oído” que sucedió en la calle y que tuvo como medio de propagación las mismas líneas del subterráneo en hora pico; es decir, literalmente millones de caraqueños fueron multiplicadores de la indignante noticia.

Mientras tanto, diputados rojos -que están ahí para defender a la gente- acusan a los detenidos de “sifrinos”, olvidando que el episodio ocurrió en la estación Propatria.

Es una realidad inocultable:

La infraestructura del país se desmorona. La electricidad, las carreteras, el Metro. Porque el dinero que era para hacerle mantenimiento a los bienes de todos los venezolanos se lo comió la corrupción o se regaló a otros países. Porque el personal a cargo de esas tareas es utilizado para hacer propaganda política a favor del comandante.

Y la reacción gubernamental es colocar vigilancia en las estaciones. Nuevamente se mata al mensajero y se vende el sofá. No importa el pésimo servicio, lo que importa es que la gente no proteste.

Sin embargo, usuarios -y usuarias- reportan ciertas mejoras en el servicio en los últimos días. Lo cual prueba que la legítima protesta sí sirve. Que se puede presionar al poder para que cumpla con su deber, por más soberbio que este sea.

Por supuesto, habrá que ver qué consecuencias futuras traen los remiendos que se están haciendo en el Metro. Porque no son más que eso, remiendos. Por ejemplo, varios pasajeros señalan, a través de la cuenta de twitter @caracasmetro reportan que se están sacando vagones de la línea 2 para colocarlos en la 1. Abriendo un hueco para tapar otro, no se gerencia. Pero eso no lo sabe la revolución.

Por: DavidUzcateguiPresidente del Concejo Municipal de Baruta
Twiiter: @DavidUzcategui


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