Artillería de Oficio
Hugo Chávez anda “psicoseado” con la posibilidad, cada vez más cercana, de perder el poder antes de la fecha de vencimiento (2012), de ser juzgado por los mismos delitos que confinaron a una cárcel estadounidense al dictador panameño Manuel Noriega.
Sabe que su destino será una corte penal internacional, que son graves las implicaciones de su gobierno con la narco guerrilla y el terrorismo, que por más carantoñas medio en serio o medio en broma que le haga al presidente Obama, invitándolo a Venezuela para evitar cualquier operación en su contra, nada ni nadie incluyendo al presidente Santos, su “nuevo mejor amigo”, podrá detener la sustanciación de varios expedientes que lo relacionan con grupos terroristas como las FARC y la ETA (anoche Telemadrid transmitió el programa Ob- jetivo: Venezuela, el Último Santuario de ETA, en el que denuncian a 50 miembros de la banda terrorista que viven en este país). Por eso se muestra tan desesperado y arremete contra todos, especialmente contra los medios, que continúan develando la amplia red del narcotráfico dirigida por Walid Makled en sociedad con los generales con más peso de su entorno, que facilitaron el manejo del principal puerto y en la más importante aduana del país.
Gracias a sus socios y cómplices en la Fuerza Armada Bolivariana, el capo obtuvo protección en todas las pistas aéreas y por eso el presidente Chávez, con el pretexto de defender la soberanía nacional, ordenó despojar a las gobernaciones del control de los puertos y aeropuertos.
El próximo eructo. Los Makled hicieron fortuna con el negocio de electrodomésticos y de línea blanca, posteriormente se dedicaron al tráfico de armas y drogas, se asociaron con el gobierno revolucionario gracias al general Luis Felipe Acosta Carlez, que era jefe del Comando Regional Nº 2 y era famoso por golpear a mujeres en las protestas cívicas de 2002 y por eructar frente a las cámaras durante el allanamiento a una embotelladora. En la Guardia Nacional conocían que Acosta Carlez otorgaba patentes de corso a personajes con antecedentes penales, que era socio de Makled y cómo lo relacionó con los poderosos generales Rangel Silva, Clíver Alcalá y Hugo Carvajal.
Las actividades ilícitas del ex gobernador de Carabobo eran tan conocidas por el Presidente que, cuando el escándalo estalló, reconoció que lo advirtió y le dijo: “¡Ten cuidado!, pero no tomó distancia definitiva de Makled y yo me alejé”.
Chávez cree que así salva su responsabilidad. Que cuando el presidente Santos extradite al narcotraficante, caerá en manos de la justicia venezolana, es decir “chavista”; entonces enfriará las denuncias y los cómplices continuarán gozando de impunidad al frente de los mismos negocios que dirigía Makled. Chávez no cuenta con las decisiones que tomará la Corte Suprema de Justicia de Colombia, pues antes Makled deberá ser juzgado en el vecino país por delitos cometidos en territorio colombiano. Según la inteligencia colombiana, Makled hizo muchas transacciones de drogas en Cúcuta antes de ser capturado. Las grabaciones telefónicas contienen las pruebas. Después que Makled sea juzgado y cumpla condena en Colombia, será enviado a Venezuela. Por eso Estados Unidos, a pesar de haberlo solicitado, dice que respeta la decisión.
Además, los norteamericanos obtendrán declaraciones de Acosta Carlez que, según nuestras fuentes, negocia un acuerdo con el departamento de justicia estadounidense para acogerse al programa de testigos protegidos y acusar eructar a todos los implicados antes de que Chávez pida a Costa Rica su extradición.
MARIANELLA SALAZAR
msalazar@cantv.net
Política | Opinión
EL NACIONAL
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