Aquí y ahora: ¿Cuánto vale Makled?
Las últimas declaraciones del presidente Santos, sobre la confirmación de la extradición de Makled a Venezuela, además de ser un mensaje directo al presidente Obama, le trajeron a Chávez un respiro temporal de alivio. Y digo temporal porque, al final, no se conoce cuál es la jugada colombiana implícita en esta aparente muestra amistosa hacia Chávez. Nadie puede ser tan ingenuo para creer que Santos se convirtió, de la noche a la mañana, en un niño de pecho, dispuesto a complacer, dócilmente, los deseos de su homólogo venezolano. O sea, solamente para congraciarse con él.
Algo mucho más complejo está en juego. Ambos saben que no pueden confiar el uno en el otro.
De otra parte, son hartamente conocidas las consecuencias que este sonado escándalo de comercio ilegal de estupefacientes tiene para la sostenibilidad del régimen chavista. El propio teniente coronel señaló (desde La Habana) que Estados Unidos pretendía utilizar las revelaciones de Makled para implicarlo en el espinoso tema del narcotráfico y del terrorismo mundial, y llevarlo a la Corte Penal Internacional. Vistas las cosas así, la revolución bolivariana podría verse inmersa en un proceso que acabaría con las aspiraciones de su líder.
La sola comparación que hizo Chávez con lo sucedido al ex líder militar panameño Manuel Noriega demuestra, palmariamente, lo sensible y nervioso que se pone cuando piensa en que Makled encienda el ventilador al ser extraditado a Estados Unidos. Existen demasiados funcionarios de la cúpula gubernamental y militares de alto rango que participaron y se beneficiaron del festín de dólares de Makled.
Obviamente, el presidente Santos tiene la sartén por el mango. Esto le permite sacarle el mayor provecho a una negociación con Chávez (como lo ha demostrado) o con el Gobierno norteamericano. Sin embargo, no dejan de llamar poderosamente la atención las facilidades dadas por el Gobierno colombiano para que Makled conceda, abiertamente, entrevistas a los medios de comunicación social. Este personaje cobró singular importancia cuando fue incluido a solicitud del presidente Barack Obama, en 2009 en la lista de los más buscados traficantes de drogas. Esto da una idea de por qué Chávez quiere tenerlo, a buen resguardo, en suelo patrio. Sin embargo, Makled dijo haber tomado todas las previsiones a los fines de llevar, minuciosamente, registros de sus “contribuciones” a importantes capitostes rojo-rojitos. Makled le causaría a Chávez suficientes dolores de cabeza, adicionales a los problemas domésticos que afronta. Si a esto le agregamos los fuertes lazos con Irán y sus crecientes actividades en nuestro país, Chávez entraría en un peligroso berenjenal de grandes proporciones y de impredecibles resultados…
Este delicado asunto, de profundas consecuencias internas para el régimen, obligaría, eventualmente, a Chávez a tomar decisiones extremas para tratar de salvar su pellejo y, por ende, el de su proyecto político, tanto en el ámbito nacional como en el exterior. Los destinos de la revolución de los Castro y la de Chávez están indisolublemente ligados. No podemos, entonces, dejar de recordar la amarga historia de los hermanos Ochoa (acusados de narcotráfico) llevados al paredón, para lavar la cara de la Revolución Cubana. ¿Será Chávez capaz de hacer lo mismo? La situación es distinta.
Los señalados saben demasiado… ¿Privará la sociedad de cómplices?
Por: FREDDY LEPAGE
freddylepage@elnacional.com
Twitter: @freddyjlepage