Chinita de Maracaibo
Tenía días pensando en la posibilidad de viajar a Maracaibo para sentir ese ambiente tan sabroso, que se vive por estos tiempos cercanos al 18 de Noviembre, “día de la Chinita” en “la tierra del sol amada” como también se le conoce a la ciudad. Ustedes no me lo creerían, pero tenía tanto deseo de ir que se lo pedí a la Virgen del Valle, cuestión que me acomodara mi agenda y las circunstancias para viajar y efectivamente se me dio como si fuera un milagro.
Entonces, salí volando a cumplir un trabajo salido del fondo de un sombrero de mago y aprovechar el chance para sobrevolar la ciudad, ver el hermoso puente, tutearme con la particular actitud y forma de ser de los citadinos y escuchar las gaitas por el centro de la ciudad, mientras me presentaba frente al altar de La Chinita, para rendirle mis humildes honores –además de trabajar, por supuesto-.
Les cuento que conseguí a Maracaibo con los precios mas altos con respecto a otros tiempos. La vida se percibe mas costosa y se siente en el bolsillo. Y si te comportas como un turista a lo “mayami, dame dos”, pues de seguro que será mas costoso estar de visita en esta fecha.
Los edificios públicos están pintados de rojo y los funcionarios del Estado visten uniformes igualmente rojos como meretriz de esquina, bajo el calor y el sol que quema la piel y hace poner los ojos chiquiticos. Así que la división política, prende sus luces como un semáforo intermitente por cualquier parte donde se meta la cabeza.
El desempleo es angustiante, en todos los grupos de edades, desde el joven que se inicia en el campo laboral hasta el trabajador maduro que busca el pan de sus hijos. Los buhoneros están en el casco central apiñados en las calles tradicionales, tratando de “salvar” las navidades, pero se siente que no hay dinero en el bolsillo de las gentes : Es decir, que no hay “cobre” circulando. Una cosa que me llamó mucho la atención es que los colombianos costeños, que abundan en esta parte del país, disimulan mucho su acento barranquillero, pero el marabino no ve diferencia alguna entre colombianos y venezolanos, en estos tiempos de turbulencia en la Cancillería, cuando el Presidente Chávez se la pasa incendiando la atmósfera con su verbo de guerra.
La violencia se vive en las calles como en Caracas y quizás mas agresiva, pero en menor cantidad de casos; los “arrebatones” de celulares son periódico de todos los días en cualquier calle solitaria, a lo que uno con cara de oriental debe andar con los ojos bien abiertos, porque uno no es del patio y los delincuentes se lo ven en la frente a cualquiera, como si fuera un aviso luminoso.
Las calles están muy deterioradas como si el asfalto se le mendigara a una ciudad eminentemente petrolera y esto da pena ajena, porque es absurdo, como un cuento cruel que tiene décadas repitiéndose sin solución para el bienestar del pueblo. Además, el transporte público está muy viejo y empobrecido, con todo y que el metro pasea al aire libre como un tren salido de una película del imperio.
Ahora, si les digo que la ciudad está creciendo aceleradamente , expandiéndose hacia el sur y hacia la costa oriental del Lago, aparentemente a fuerza de invasiones y construcciones rurales y rancherías hacia la periferia. Eso me impresionó sobremanera y que a pesar, que hoy día, Maracaibo cuenta con cerca de 3 millones de habitantes, no dudo en decir que llegará a ser la primera ciudad del país en el termino de la distancia. Es una hermosa ciudad multi-étnica y con muchas posibilidades productivas en los diferentes sectores de la Economía.
Terminé mi trabajo en dos días y me regresé a Caracas, agradeciéndole a la Chinita, por permitirme vivir unas horas en Maracaibo y ganarme unos cobres con la investigación social, asi no me hayan pagado.
LUIS ALFREDO RAPOZO
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