El Método del Discurso
Aparte de compartir con niños y niñas juegos nada inocentes, Mao Tse Tung estampaba frases con la facilidad de un creativo de publicidad. Así dijo que una chispa incendiaría la pradera: adivinaba cómo el Blackberry invadiría el mundo, la transformación de China en potencia capitalista. Por estos días, una chispa alborotó a los flemáticos ingleses en el centro de Londres, los estudiantes casi lo incendian. En Venezuela los trabajadores de grandes empresas o ministerios andan con yesqueros en los bolsillos, el Gobierno les teme, les promete a los empleados públicos aguinaldos. Ya sabe que no basta con estigmatizar al dinero, como los predicadores religiosos. Todo esto proclamado por San Francisco de Asís, montado en un burro, conmovería a las pocas almas nobles que quedan en el mundo. Por desgracia para el Gobierno a demasiados chavistas sólo les enternece el mensaje sobre las maravillas que compra una tarjeta de crédito, no les importa que no comprenden el amor de una bella mujer, una puesta de sol.
Enfermeras, médicos, sidoristas, obreros de las cementeras, empleados públicos, piden un salario digno. El Gobierno les dice a los líderes sindícales que abandonen sus viejos vicios de preocuparse por el dinero, porque ahora ellos son los dueños de la industria, la fábrica, el taller, pero los trabajadores siguen pintados en la pared, mandan los burócratas menos capaces e industriosos. Las enfermeras gritan que ganan menos que un servicio de casa, los médicos abandonan el país porque reciben apenas un salario mínimo, los trabajadores de las empresas expropiadas, después del entusiasmo con que apoyaron la estatización de Sidor y otras empresas, reaccionan indignados. Creyeron conseguir el cielo, se están quedando en la calle y sin llavín. Lamentan su error demasiado tarde, la mala administración de las plantas de la CVG unida a la crisis eléctrica acabará con la Corporación; los trabajadores tienen ojos y ven el futuro.
Está en peligro no sólo las conquistas de los trabajadores, sino sus puestos de trabajo. Además ya no les basta el salario que ganaban hace dos años. Más temprano que tarde la CVG la entregarán a inversionistas amigos, chinos, iraníes, bielorrusos, los que aplicarán los procedimientos empresariales a los que están acostumbrados y reducirán la fuerza laboral.
A los chinos les interesa la riqueza mineral de la región, la necesitan; los chavistas quieren librarse de esa papa caliente que se volvieron las plantas de aluminio, Sidor, la Ferrominera, etc… Cabe preguntarse, ¿no pasará lo mismo con la propia PDVSA? Esa es la chispa peligrosa, la de los que defienden el derecho a las tres comidas, los que están organizados en sindicatos y protestan con una energía poco vista en estos años.
No los convencen esos mensajes melifluos por la televisión de las empresas nacionalizadas que aumentaron su producción 1.500%, ellos sólo entienden de contratos, conquistas, beneficios.
En otro momento Miraflores hubiera echado mano del mejor desodorante del mundo, el dinero, y a realazos habría resuelto el problema. Pero, ¿con qué se sienta la cucaracha? El Presidente promete construir 70.000 viviendas, de tanto ofrecer y ofrecer, logró que los trabajadores ya no comieran más cuentos: ahora quieren sencillamente un contrato mejor y que les paguen.
Esa chispa incendiará la pradera.
Por: FAUSTO MASÓ
Política | Opinión
EL NACIONAL
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