El maestro de la ceremonia al tomar el micrófono pregunto:
“¿No sienten un olor a Presidente?”
Recién salido de la Sevin (Disip)
donde permaneció 51 días detenido
Oswaldo Álvarez Paz, ex gobernador del Zulia, recordó a los periodistas que luego de abandonar la celda, llevaba consigo dos deseos: visitar a la Chinita en la Basílica Nuestra Señora de Chiquinquirá e ir a La Guajira venezolana. Y así lo cumplió. A las 11.15 de la mañana de ayer, el ex preso político llegó a territorio wayuu, exactamente al Complejo Cultural Alitasía, cerca de la Laguna del Pájaro.
La comunidad indígena estaba de fiesta:
Un bohío gigante donde los wayuu acostumbran a hacer los eventos más significativos, estaba adornado con un largo mesón cubierto con un colorido chinchorro y objetos representativos de la etnia. Las mujeres con sus mantas de gala y los hombres con sus sombreros “pelo e’ guama” recibieron con aplausos, abrazos y besos a su tawala (hermano mayor), como llamaron a Álvarez Paz.
Minutos más tarde, el ex candidato presidencial pidió privacidad. Una casa de barro y techo de palma lo esperaba. La piachi (máxima autoridad de esa comunidad) lo recibió para hacerle un ritual de la cultura wayuu, mientras un indígena tocaba el tambor cerca de la entrada de la casa.
Más de 20 minutos tomó el rito, pero finalmente el también presidente de Alianza Popular salió “repotenciado” y acompañado de la piachi, a quien nunca soltó de su mano mientras declaró a los medios. A pesar de que no se trató de un acto político sino “de amistad”, como lo refirió Nemesio Montiel, organizador del evento, las declaraciones de un activista político como lo es Álvarez Paz no pueden escapar de las incesantes preguntas de los medios sobre la situación del país.
Una de ellas se enfocó en las recientes declaraciones del presidente Chávez, quien suspendió los racionamientos los fines de semana. “Esas son actuaciones electorales del Presidente que sabe que tiene el agua al cuello. Bienvenidos a sus pataleos de ahogado. Chávez está ponchao”. También se refirió a los decomisos de alimentos de Empresas Polar. “A eso yo lo llamo robo porque están siendo despojados de alimentos que iban dirigidos al pueblo, producido por gente trabajadora de Venezuela”.
Aseguró: “No solamente Polar es la que está en peligro, aquí se está liquidando el principio de la propiedad privada de los que mucho tienen, pocos tienen, y nada tienen pero quieren tener. Llegó la hora de enfrentar junto a los principios básicos de la persona humana, todas las tendencias negativas de este Gobierno”. “Me siento repontenciado, como una centella americana, como un cañón. Estoy muy contento de haberme rencontrado con este pueblo de donde tengo arraigada mis raíces maternas. Para mí La Guajira significa mucho. Me siento como en mi casa porque estamos rodeados de amigos y somos la misma familia”.
Manifestaciones de afecto comenzaron a llover sobre el “zuliano mayor”. Las palabras de apertura por parte de Nemesio Montiel Fernández, Antropólogo y presidente de la Fundación Intercultural Alitasía, hicieron que los presentes recordaran con entusiasmo que durante la gestión de gobierno de Álvarez Paz a La Guajira no le faltó nada. “Oswaldo tuvo tres guajiros en el tren ejecutivo durante su gobierno, hizo 34 casas de cultura en todo el estado, el Centro de Arte de Maracaibo Lía Bermúdez (CAMLB), el Museo de Arte Contemporáneo del Zulia y muchísimas cosas en esta frontera. Por eso hoy le decimos Oswaldo pa&39; lante”.
La gestión del “Padre de la Descentralización”, como también es conocido el ex mandatario regional, quedó en la memoria wayuu. En eso se basó el discurso de Nikarely Mapari, diputada indígena del CLEZ, quien recordó un autobús denominado El sitio de Venezuela que -según ella- representaba la esperanza para muchos niños indígenas. Tampoco olvidó que el ex gobernador de la rescató la Laguna de Sinamaica, cuya obra es agradecida por el pueblo añú.
Marisela Reverol, presidenta del Colegio de Médicos y candidata independiente al Parlamento por el circuito 3 (Mara, Páez y Padilla), hizo su participación y dijo estar agradecida con Dios por haber liberado a un hombre que siempre tuvo presente a La Guajira durante su gestión como Gobernador. Luego de cumplirse la programación del acto de reencuentro y de solidaridad para Álvarez Paz, la comunidad guajira premió a su “indígena mayor” con un gran cuadro en el que plasmaron su foto y unas palabras que lo consagraron como el “hijo adoptivo del pueblo wayuu”. Recibió de parte de la diputada Maparí el reconocimiento, un collar de protección y un karatshi (sombrero con plumas de pavo real que usa el cacique en los eventos importantes).
“No hay nada que temer”
El personaje político estuvo acompañado de su esposa María Eugenia de Álvarez; Santiago Álvarez, su hijo; Fernando Álvarez, su hermano, Estela Álvarez de Montiel, su hermana; Eraclio Montiel, su cuñado, además de sus sobrinos y nietos, quienes agradecieron este acto preparado por la región Guajira.
La actividad ya llegaba a su fin. El maestro de la ceremonia volvió a tomar el micrófono y tras la pregunta: “¿No sienten un olor a Presidente?” presentó al homenajeado del evento, Oswaldo Álvarez Paz, quien volvió a hablar en público y cerró el acto con las siguientes palabras: “Me causó mucha risa cuando Nemesio Montiel comentó que había recibido varias llamadas que le daban a entender que estoy a cinco kilómetros de Colombia y que era muy probable mi huida. No señores, yo estaría muy contento de visitar Colombia, iremos a Colombia cuando sea necesario, pero mientras tanto yo siempre he dicho que venezolanos y colombianos somos una misma nación, aun cuando estemos integrados en dos repúblicas, que albergan a un solo pueblo y una sola nación, la nación guajira”.
Álvarez Paz continuó. “Aquí no hay nada que temer, más bien tenemos que ser como en el pasado y que reine el equilibrio, la democracia y las instituciones entre ambos países, pero antes tenemos que recuperarla aquí en nuestra querida Venezuela, que la estamos perdiendo progresivamente. Así que esta lucha no termina nunca, más bien se profundiza y se proyecta en el tiempo”.
Reconoció que este acto marca un antes y un después que todavía está por hacerse en tierras guajiras y en el país entero. No le quedó duda que La Guajira es “tierra de mística telúrica donde las andanzas del ser son las andanzas del tiempo” y confesó que ese acto de solidaridad organizado por el pueblo indígena antes de su liberación lo emocionó inmensamente y sintió la necesidad de pisar tierras guajiras y recordar el paisaje y las grandes sabanas que recorrió y disfrutó cuando era un niño.
La Verdad – May 24 2010
María de los Santos Galbán – Maracaibo