Hace 30 años atras, si la memoria no me falla, transmitían por
televisión un programa que batía todos los récords de sintonía.
Treinta años después, el hombre
nuclear aparece en Venezuela
Se llamaba EL HOMBRE NUCLEAR, y trataba sobre la historia de un hombre que había tenido un gravísimo accidente que lo colocó al borde de la muerte. Las autoridades norteamericanas, lideradas por la CIA y todas las agencias de inteligencia y seguridad nacional, se apoderaron de aquel hombre moribundo y utilizando todos los avances tecnológicos habidos y por haber, lo operaron y lo convirtieron en una maravilla cibernética capaz de acabar con todas las fuerzas del mal.
El protagonista de aquella increible historia era el actor norteamericano Lee Majors, casado con aquella espectacular y despampanante rubia llamada Farrah Fawcet. En la serie, Majors interpretaba a Steve Austin, un tímido piloto a quien las agencias de Seguridad Nacional de EEUU convirtieron, sin su consentimiento, en un espía internacional. Austin tenía un ojo biónico, capaz de ver sin pestañear todo lo que se encontraba a diez kilómetros de distancia.
Un brazo biónico, con el cual podía levantar sin dolor una gandola de 40 toneladas y dos piernas biónicas que le permitían correr a 120 kilómetros por hora. No en balde, Austin fue llamado EL HOMBRE NUCLEAR. Las autoridades de EUU estimaban que la transformación de Steve había costado la bicoca de 10 millones de dólares.
Treinta años después, EL HOMBRE NUCLEAR aparece en Venezuela. Pero este hombre nuclear no es Lee Majors, ni Steve Austin. No. Este nuevo hombre nuclear se llama Hugo Chávez, quien de la noche a la mañana se ha propuesto construir, con la ayuda de su hermano del alma, Vladimir Putin, un reactor nuclear en territorio venezolano.
Chávez, quien en casi 12 años de gobierno no ha logrado resolver el problema de la basura (el 70 por ciento de las grandes ciudades venezolanas se esta ahogando en montañas de desechos y desperdicios)ni el problema de la inseguridad (más de 150 mil muertos en los ultimos 10 años a manos del hampa) ni el problema de la vivienda (falta un millón de viviendas y el presidente aprobó recursos que apenas alcanzan para 53 mil casas) ni el problema de la vialidad (las carreteras y los puentes se estan cayendo a pedazos) ni el problema de la salud (los hospitales y ambulatorios están colapsados) y por supuesto, ni el problema de la energía eléctrica (Corpoelec acaba de anunciar racionamiento en 20 estados del país) ahora pretende convencer a los venezolanos de que todos nuestros problemas se resolverán con un Reactor Nuclear que de acuerdo con las estimaciones más conservadoras nos costará la bicoca de 10 mil millones de dólares.
Hace algunos años, el Presidente Chávez anunció la construcción del Gasoducto más grande del mundo, el cual supuestamente iba desde Maracaiboo hasta la Patagonia, atravesando todo el continente suramericano. El fulano gasoducto nunca arrancó, y por supuesto, el comandante Golpista, que se dio cuenta que nadie le había comprado la idea por cuanto era una vaina irrealizable, y peor que eso, impagable, se olvidó del asunto. Después se le metió en la cabeza la idea de un Satélite y le ordenó a sus ministros que lo compraran no importaba lo que costaba. La chequera que camina por América Latina tenía dinero de sobra para eso y mucho más. Los ministros se fueron a China, compraron el Satélite y lo lanzaron al espacio com bombos y platillos.
Se suponía que el Satélite resolvería muchos de nuestros problemas. Pero un año después, nadie, absolutamente nadie, tiene ni idea de donde carajos anda el fulano satélite y las mentes más perversas aseguran que el fulano satélite se perdió, se extravió o se estrelló en algún lejano lugar del espacio intergaláctico. No es de extrañar que uno de estos días, Chávez anuncie en cadena nacional que Barack Obama le disparó un misil al satélite solo por echarle vainas a la revolución.
Ahora, cuando el mundo entero celebró los resultados del 26 de septiembre de 2010, en los que las fuerzas democráticas opositoras lograron un paso importante en la recuperación de la democracia venezolana, el presidente no ha encontrado mejor idea para tratar de desviar la atención y recuperar un poco del respeto perdido, la alocada idea de construir un Reactor Nuclear. Según Chávez, el reactor será pequeñito y no será utilizado con fines militares.
Claro, eso es lo que él dice, pero todo el mundo sabe que no es así. Chávez utiliza la idea del fulano Reactor Nuclear con dos fines concretos; 1) desviar la atención nacional sobre hechos mucho más importantes, como la inseguridad, la corrupción, el caso Cubillas y la relación de la ETA con las FARC y la utilización del territorio venezolano con fines terroristas y 2) molestar a las autoridades norteamericanas para ver si provoca una intervención de EEUU, una invasión de marines norteamericanos que lo saque del barranco donde se encuentra metido para luego hacerse la víctima y decir que el imperio no lo deja gobernar.
El fulano Reactor Nuclear, al igual que el Gasoducto más grande del mundo y que el satélite chino, no es más que eso, un cuento chino al que los venezolanos no debemos prestarle mucha atención porque lo más seguro es que dentro de 3 meses nadie se acordará de él. Concentremos todas nuestras fuerzas y todas nuestras energías en temas mucho más terrenales, en los verdaderos problemas del país, en la pobreza, la inseguridad, la insalubridad, la corrupción y las tareas que tiene por delante la nueva Asamblea Nacional que se instalará el venidero 5 de enero de 2011. Ese es el verdadero dolor de cabeza de Hugo Chavez.
Dejemos la historia del HOMBRE NUCLEAR para la televisión.