El resurrecto insurrecto

 
A sere, mi ambia… Desde que el camarada Fidel resucitó, ya no es el mismo, cosa más grande el más allá tú, ante cuya cercanía hasta el más pintado recobra la lucidez y el sentido común, que es, a decir de Greele, el menos común de los sentidos. Algo tiene la resurrección, que renueva y transfigura. Yo te confieso que el personaje me cae mejor ahora que antes de morir. Algo tienen las puertas del averno –junto a las cuales todos, algún día, vamos a vernos– que hacen a la gente rectificar. Las revelaciones que hemos recibido en estos días son sólo comparables a aquellas que realizó el camarada Kruschev ante el XX congreso del partido comunista de la URSS, denunciando las atrocidades de Stalin, sólo que esto es más grande, porque el antecesor se denuncia a sí mismo, cosas del Caribe, mulato, que no se puede comprender en Moscú. Esas son las vainas de no tener invierno.

No son pocas las revelaciones que hemos recibido desde que el oráculo se “levantó y anduvo”. Para muestra algunos titulares:

■ Nos dijo, respaldando al cardenal Urosa, que “Socialismo del XXI” y “Comunismo” son la misma cosa. Nadie lo llamó troglodita.

■ Hizo un mea culpa con el tema de la persecución y encarcelamiento de los homosexuales en Cuba, asumiendo toda la responsabilidad. Nadie hizo mofa de él por ello.

■ Le acaba de pedir a nuestro hermano Mahmud Ahmadineyad que deje de difamar a los judíos y señalo que: “Los judíos han vivido una existencia mucho más dura que la nuestra. No hay nada comparable al Holocausto”. No fue acusado de agente del Mosad.

■ Pero quizá la revelación más importante es la que reconoce que “el modelo cubano no nos sirve ni a nosotros mismos”. No lo llamó nadie contrarrevolucionario ni pitiyanqui.

Sobre este último punto, de todos modos, ni Raúl se confía. Un equipo de especialistas revisa la traducción de sus palabras, no vaya a ser que haya un error, porque nadie termina de creérselo y piensan que son inventos del periodista norteamericano Jeffrey Goldberg, autor de la entrevista. El caso es que Fidel, con sus 84 recién cumplidos, se ha convertido en su principal crítico. Por la mitad de lo que ha dicho, él mismo se habría mandado a autofusilar hace algunos años. De todas maneras es magnífico que, al menos él, pueda hablar libremente. La resurrección tiene sus ventajas.

Mucha gente lo ha criticado porque le parece demasiado tarde para la autocrítica.

Quién sabe, el caso es que rectificar es siempre de sabios. Seguro que aún nos faltan muchas cosas por oír de sus labios…

Larga vida a Fidel.

Por: Laureano Márquez