Cinismo destructor
El régimen ha hecho del cinismo la máxima expresión de su conducta. Todo es “como si fuera”. El disimulo y la mentira son instrumentos para esconder el abierto propósito comunizante del Gobierno. No hay vergüenza, ni dignidad ni respeto alguno cuando la misma persona que dejó morir bajo su exclusiva responsabilidad a Franklin Brito felicita telefónicamente al presidente de Chile, Sebastián Piñera, por el rescate de los 33 mineros devueltos a la vida.
El ejemplo de Chile es trascendente. Ese país soportó las miserias de una izquierda socialista a la cubana con Salvador Allende a la cabeza y también superó casi dos décadas de dictadura militar, gracias a la madura concertación de las fuerzas democráticas fundamentales. Hoy está brillantemente gobernado por un moderno empresario, cabeza de un equipo de centroderecha que es garantía de seriedad, progreso y bienestar. Comunismo y militarismo son parte de un pasado del cual no se reniega. Sus lecciones, para bien y para mal, fueron asimiladas acertadamente. Chile está muy cerca de ser el único país de América Latina con cifras de país desarrollado.
Pero volvamos a lo nuestro.
Sentimos pena profunda por las actuaciones del Gobierno, del Ministerio Público, del embajador en Madrid y de algunos voceros con relación al caso de los etarras y las responsabilidades del señor Arturo Cubillas y asociados, de acuerdo con investigaciones de la Audiencia Nacional de España. No se aclara nada, no se desmienten las acusaciones, no se presta la colaboración solicitada por España, Francia y Colombia. Se responde tratando de descalificar a los investigadores, a los medios de comunicación y, como siempre, al imperio yanqui y a las oligarquías nacionales e internacionales. Cinismo máximo. El régimen sabe todo. Encubre a conciencia. Confía en la impunidad que hasta ahora le han garantizado débiles organismos internacionales.
Sin embargo, Venezuela está en la mira del mundo en lo del terrorismo, el narcotráfico y la violación sistemática de los derechos humanos.
Las babosas actuaciones de Chávez en la última gira ratifican que él es el problema a resolver. Es un caso de alta psiquiatría. Lo malo es que los locos también matan, como dijo Montaner. Desesperado, vende a precio de gallina flaca activos en Europa, compra armas y pretende desarrollar energía nuclear en un país que, teniendo todos los recursos naturales, carece de electricidad y agua suficientes.
Rusos, bielorrusos, iraníes, sirios, chinos y cubanos, entre otros, hacen con el tipo lo que les da la gana. Pobre hombre y pobre Venezuela.
OSWALDO ÁLVAREZ PAZ
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