“Los tiranos no son producto de la casualidad,
son producto de nuestros errores…”
Carlos Alberto Montaner hizo la presentación del libro El Imperio de Fidel, petróleo e injerencia cubana en Venezuela, del general venezolano Carlos Peñaloza
El escritor cubano Carlos Alberto Montaner, al disertar sobre los orígenes de regímenes como el de Fidel Castro en Cuba y el de Hugo Chávez en Venezuela, advirtió de que la propensión del latinoamericano a no someterse al mandato de la ley crea las condiciones de injusticia social e inestabilidad política necesarias para la fermentación de este tipo de caudillo.
El escritor, coautor del libro Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano, resaltó que la aparición de Castro y Chávez en el curso de la historia de la región no es casualidad, enfatizando que es emanada de la incapacidad de los latinoamericanos de construir una sociedad que recompense el esfuerzo y la sensación de que todos los ciudadanos son iguales bajo la ley.
“La mayor parte de nuestra historia transcurre entre períodos de inestabilidad, sustituidos por etapas de control autoritarios de algún grupo de poder o de alguna persona excepcional, que toma el poder y lo ejerce”, comentó Montaner el lunes en la noche durante la presentación del libro El Imperio de Fidel, petróleo e injerencia cubana en Venezuela, escrito por el general venezolano Carlos Peñaloza.
Es un “fenómeno de inestabilidad que nos conduce a períodos de crisis, de destrucción de riqueza, destrucción de la familia, de contratiempo tremendo y de exilios donde se lanzan centenares de miles de personas a otras tierras, como consecuencia del fracaso de nuestros países”, sostuvo.
Para Montaner, el experimento estadounidense es un diseño institucional “muy frágil” que descansa sobre la conclusión intelectual de que las mejores sociedades consisten en aquellas en las que sus ciudadanos son libres de perseguir sus intereses privados.
Según los arquitectos de la democracia americana, esa permanente búsqueda individual de la “felicidad” haría a la nación próspera y generaría la suficiente riqueza para mantener al Estado, cuyas principal función sería velar por las condiciones necesarias para que el individuo persiguiera sus sueños.
Para evitar los excesos, los artífices de la democracia estadounidenses crearon un sistema de instituciones repartidos entre diferentes poderes y organizados, de tal manera que ninguno de ellos fuera tan fuerte que pudiera aplastar al otro, dijo el escritor.
Pero incluso más importante que está distribución de poderes es la voluntad del ciudadano de someterse a la autoridad de la ley, elemento sin el cual es muy difícil que el sistema funcione, y que trágicamente ha estado ausente en muchos de los experimentos realizados en América Latina, señaló.
“En nuestras tierras sucedió que no nos colocábamos bajo la autoridad de la ley, que las personas que tenían el poder medían su capacidad para mandar, y su autoridad, precisamente por la posibilidad de violar las normas impunemente”, enfatizó Montaner.
“Además sucedió algo que impidió que existiera la sensación de justicia que permitiera sentirnos felices con el modelo político en el que vivimos. Y es que se esfumó, se desapareció, o nunca estuvo vigencia una condición esencial para que aquello funcionara: la meritocracia, la idea de que las personas ascendían dentro de la escala social, y en la escala económica, por sus méritos personales y no por sus orígenes, ni tampoco por sus contactos”, sostuvo.
Añadió que precisamente una de las grandes tragedias latinoamericanas ha sido la construcción de sociedades que desdeña el mérito y donde las personas avanzan sobre la base de los vínculos que tienen con quienes sostenían las riendas del poder.
Es una perversión de la relación entre el Estado y la sociedad que no ha permitido el buen funcionamiento de los modelos de democracia implementado a lo largo del continente, indicó.
“Al pervertir lo que eran los objetivos de la República, y al ignorar los valores fundamentales sobre los que se sostenían la sensación de justicia que se produce en una sociedad donde funciona la meritocracia, lo que logramos fue sociedades inconformes […] y por lo tanto muy inestables”, explicó.
Y esa inestabilidad y constante estado de insatisfacción lleva a muchas de las sociedades de la región a abrirle “las puertas a cualquier aventurero que pareciera mostrarnos el camino. ¿Cuál camino? No el de la justicia colectiva, sino el de nuestra salvación personal por la relación que podríamos tener con él”, comentó el escritor.
Es allí donde reside el atractivo de líderes como Castro y Chávez.
“Si pervertimos la esencia de la relación entre la sociedad y el Estado, pues no puede sorprendernos lo que nos ocurrió en América Latina, lo que ocurrió en Cuba y lo que ocurre en Venezuela”, comentó Montaner.
“Desgraciadamente estos tiranos no caen del cielo. No son el producto de la casualidad. Son el producto de nuestros errores, de nuestros comportamientos, de nuestros valores y de nuestras percepciones equivocadas”, enfatizó.
Por: Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com
@DelgadoAntonioM
Politica | Opinión
El Nuevo Herald
Excelente disertacion sobre el caracter politico de los latinoamericanos. Claro y veridico. Para que lo aprehendan y cambien.