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EDUARDO SEMTEI: Un fenómeno recorre Cuba

U n intermediario en bienes inmuebles conocido como "el Jabao" indicó que sólo pueden comprar o permutar una vivienda por otra los cubanos y los residentes permanentes.

El Jabao, su vida en
la Cuba capitalista

 

Los cambios económicos que introduce gradualmente la cúpula gubernamental han traído de vuelta la producción y el comercio privados, los impuestos, un sistema bancario abierto, un incipiente mercado inmobiliario y otras señales propias del capitalismo, sistema rechazado por los Castro desde hace más de 50 años.

En las calles habaneras de Neptuno, San Lázaro, Calzada, Zanja, Línea, Calle 23, Galeano, Obispo, Águila, Reina y Monte se cuentan hasta 10 negocios privados en una sola cuadra. Las cafeterías abundan y ya los cubanos desayunan y son sitios de reunión. Existen peluquería y barbería privadas; centros de reparación de celulares, de aparatos eléctricos, lentes, calentadores; ventas de fruterías, verduras. La Cuba de hoy, guardando las distancias y los tiempos, tiene un enorme parecido con los países capitalistas de finales del feudalismo, cuando los pequeños talleres y factorías se multiplicaban por pueblos y ciudades.

Los principales indicadores económicos colocan a Cuba muy por detrás de otros países de América y el mundo.

Sin embargo, la existencia de un incipiente capitalismo es evidente.

Un cálculo conservador, pues no hay cifras oficiales, puede registrar la existencia en La Habana de cerca de 500 cafeterías y alrededor de 300 talleres de diversa índole. Tales desarrollos, sumados a los productores privados agrícolas y de cerdos, vacas, carneros y gallinas; a los prestadores de servicios y demás cuentapropistas ­los que laboran por cuenta propia en alguna de las 170 actividades permitidas­, reflejan una movilidad importante de trabajadores del sector público al privado.

Un bicitaxista espera la llegada de clientes junto a un negocio privado de venta de ropa.

Señales de cambio:

El 28 de febrero pasado, Talia González Sánchez, una periodista de televisión muy conocida en la isla, ligada sentimentalmente a Raúl Castro, señaló en una reseña de prensa que en ninguno de los centros de venta del Gobierno, los llamados agros ­los hay privados y públicos­, donde se expenden productos vegetales y animales, había una sola libra de carne de cerdo, mientras que en los mercados de oferta y demanda, los privados, la existencia del producto era evidente.

En los mercados regulados los precios son bajos pero no hay inventarios y reina la escasez; mientras, en los de libre intercambio el precio es superior, pero hay abundancia. En el mercado controlado por el Estado, una libra del producto cuesta alrededor de 9 pesos cubanos, mientras que en los negocios privados su precio puede llegar a 70 pesos, de acuerdo con la oferta y la demanda (30 pesos cubanos equivalen a 1 dólar).

Rodríguez Meléndez fue funcionario por muchos años y hoy es propietario de una unidad. Contó que en razón de la caída de la producción de cerdos, entre 5% y 10% anual, el Gobierno se vio obligado a estimular la participación del sector privado. En estos tiempos, afirmó, no es raro encontrar criaderos privados con 600 o más ejemplares. Se puede ser propietario de alrededor de 27 hectáreas de terreno.

Su pequeña empresa en las afueras de La Habana tiene 4 trabajadores. Su convenio con el Ministerio de Agricultura consiste en recibir el pie de cría y el alimento. El productor privado obtiene los cerdos con peso promedio de 25 kilos y debe entregarlos con más de 90. Si son 100 unidades, debe llevar en 6 meses el peso de 2.500 a 9.000 kilos. Alcanzado el tiempo pactado, el Gobierno recibe 7.200 kilos y el resto es considerado la remuneración del criador, su renta.

A diferencia del producto que recibe el Gobierno, que termina diezmado por las innumerables alcabalas y funcionarios que administran el sistema de distribución y venta, el privado es vigilado severamente hasta que llega al mostrador del agro, al vendedor final. No hay ninguna merma por robo, comisiones o compadrazgos.

A comienzos de 1995 se autorizó la apertura de pequeños negocios de venta de comida, pero con tantos controles, supervisiones y vigilancia policial los clientes se sentían perseguidos; huelga decir que fracasaron en su mayoría, cuentan algunos propietarios en La Habana. En aquella época sólo se podía ofrecer servicio a 12 comensales; más tarde la cifra aumentó a 30. Ahora se pueden abrir locales para atender hasta 50 clientes a la vez.

En la puerta de su casa un artesano vende cintos y carteras, La Habana, Cuba.

Plusvalía a la cubana:

Entre las modificaciones más importantes que vive hoy el régimen cubano se encuentra la aparición, desarrollo y protección gubernamental de la plusvalía, un concepto que distingue, precisamente, un país socialista de otro capitalista. En la isla hay una economía de mercado.

Pérez, un constructor privado ocupado en una de las tantas casas hoy en remodelación, indicó que tiene cinco trabajadores que pueden ser pluriempleados, es decir, laborar al mismo tiempo para el Gobierno y para privados.

La brigada que gerencia Pérez es prácticamente la misma que labora en una obra oficial en La Habana Vieja. Opera hasta las 4:00 pm con el Gobierno y después de su turno oficial, así como sábados y domingos, trabaja en la actividad privada.

La diferencia de salario es notable. Por menos tiempo un obrero privado gana 3 veces más que uno público, 700 pesos versus 200, casi el doble de lo que gana un médico o un ingeniero.

El patrón debe pagar, si tiene más de 5 trabajadores, 25% más 5% del salario base o promedio del empleado, como impuesto para la seguridad social; es decir, una especie de seguro social obligatorio, y sólo 5% si tiene 5 o menos contratados. El promotor del negocio debe tributar un mínimo de 87,5 pesos cubanos para la formación de su propio fondo de pensión.

Finanzas y FE:

La incipiente revolución capitalista en Cuba muestra un sistema bancario abierto, en el cual nacionales, residentes permanentes y extranjeros pueden abrir cuentas en moneda nacional o en divisas convertibles, llamadas CUC, en cualquiera de los bancos.

Yainese, la esposa cubana de un funcionario de la Embajada de España, no se ha nacionalizado ni ha salido de Cuba nunca, pero su marido le envía mensualmente 500 euros que ella deja depositados en su banco para retirarlos paulatinamente. Puede hacer cada retiro en dólares americanos, euros o CUC.

Vivir de recibir dinero de otros países es llamado comúnmente vivir de la FE (familiares en el exterior). Un poco más de 1 millón de cubanos dependen de alguna manera de estos envíos para su supervivencia. En el aeropuerto de La Habana y en todas las oficinas bancarias, cubanos y extranjeros pueden cambiar libremente sus monedas en las casas de cambio. No hay más restricciones que las existentes en otros países para tramitar más de 10.000 dólares en una sola operación.

Tributos liberales:

La Oficina Nacional de Administración Tributaria opera a tres niveles, nacional, provincial y municipal. A través de ella fueron establecidos impuestos a las rentas, a la venta, para la seguridad social; y próximamente, habrá tasas para la creación de fondos para la construcción de viviendas, peajes y otras formas de tributos al sector privado.

Si el negocio opera con pesos cubanos, los impuestos se calculan en esta moneda; y en divisas, si funciona con CUC. La normativa establece que para los asuntos tributarios no habrá una tasa de cambio fija entre pesos y CUC, y se aplicará siempre el tipo de cambio vigente a la fecha.

Un impuesto grava los ingresos personales (el clásico impuesto sobre la renta). La base imponible es lo recibido por el promotor privado en ventas y cobros por servicios prestados con la deducción de los gastos necesarios, un cierto porcentaje sobre los ingresos establecido por el Ministerio de Finanzas y Precios. El pago se realiza anualmente. Es progresivo y va desde 0% cuando se percibe menos de 5.000 pesos hasta 50% para una cifra superior a 50.000 pesos.

Otro es el impuesto sobre las ventas, el mismo IVA. Todos los que comercialicen bienes deben pagar 10% sobre la venta realizada.

Existe también el impuesto sobre los servicios públicos. Se aplica a todos los cuentapropistas. Es 10% de lo recibido por el prestador del servicio.

Un impuesto grava el arrendamiento de viviendas y habitaciones. El tributo es de 150 CUC por habitación ocupada fundamentalmente por turistas. Dado que el cambio es de 24 pesos cubanos por cada CUC, el pago alcanza cerca de 3.600 pesos, aproximadamente 6 meses de salario de un economista del servicio público.

Otro impuesto es el que pagan quienes empleen trabajadores.

Si un empresario emplea más de 15, deberá pagar al Estado 25% sobre el triple del salario básico mensual, que está ahora en 400 pesos, y multiplicarlo por 3 para obtener 1.200 pesos, que es la base imponible, y a esa cantidad aplicarle 25%. Si son menos de 15, la base no es el triple sino el doble del salario básico mensual.

Capitalismo incipiente. Quiroz, un agricultor con un centro de acopio, una especie de mayorista, primer o segundo cultivador privado de plátanos en toda la isla, afirmó: “Cuando se hace una tortilla no se puede virar para atrás”. Quiso decir que no se puede regresar a la condición de huevo. Así, no es atrevido pensar que el mundo es testigo de los comienzos de un cambio sustantivo en el régimen cubano que parece llevarlo irremediablemente al modelo chino o vietnamita. Un Estado socialista con economía de libre mercado, capitalista.

Inmuebles y comisiones:

U n intermediario en bienes inmuebles conocido como “el Jabao” indicó que sólo pueden comprar o permutar una vivienda por otra los cubanos y los residentes permanentes. Pero que siempre es posible tener un testaferro, como en otros países. Agregó que el pago podía ser en dólares, euros y hasta en libras esterlinas. Su comisión es de un mínimo de 10%, el triple que en Venezuela, donde es de alrededor de 3%. Se paga siempre de contado, no hay créditos hipotecarios en Cuba.

El Jabao calcula que puede ganarse en un mes “productivo” hasta 10.000 dólares. No tiene cuenta bancaria ni empleado alguno.


Por: EDUARDO SEMTEI
SEMTEIEDUARDO@GMAIL.COM
LA HABANA, CUBA
Politica | Opinión
EL NACIONAL


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