“Vean que el oro sube y baja…”

La inmensa mayoría de la humanidad atesora el oro, hablo de personas naturales, empresas, países, mafias, en fin, con la idea que el metal amarillo conservará el poder de compra, adquisitivo, el valor del capital acumulado, en momentos en que la situación económica mundial se vea comprometida, donde no parece haber país estable y seguro. Por cierto, no hay señal alguna que estemos frente a una crisis económica planetaria de características catastróficas como para que la onza troy de oro alcance el valor astronómico de 1.850 dólares gringos. Los vaticinios de las principales economías del mundo anuncian crecimientos, si bien moderados, todos son positivos en el rango de 1 a 4%. Los Brics tan famosos ahora, superan cómodamente dicha franja, ellos son Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica. Así que el palabreo de Chávez cuando dice a llorar, a llorar (versión educada) que el mundo se va a acabar, no pasa de ser un anuncio de pitonisa que no se compadece con la realidad. Los ingleses, que todo lo enredan en pesos y medidas, tienen un patrón llamado la libra troy usada para calcular el peso de los metales preciosos. Esta fulana LT pesa 373,241 gramos, aproximadamente, que al dividirla entre el número 12 (el origen de la palabra onza es un doceavo de algo) resulta en 31,03468 gramos, que es precisamente la onza troy usada como referencia del valor del oro. Hoy por hoy, septiembre de 2011, una onza está valuada como dije en alrededor de 1.850 dólares estadounidenses. Esa misma onza de oro valía en, 1970, 37 dólares; en 1980, 590; en 1990, 391; en 2000, 273 y en 2011 la cifra que ya indicamos.

Vean que sube y baja. Un sabio y estudioso economista, de cuyo nombre no quiero acordarme, pudo determinar que siempre, o por lo menos a lo largo de 6 siglos de registro del precio de la onza de oro, desde 1400 hasta 2000, dicha onza aurea siempre ha sido equivalente al valor de un buen traje de caballero. Sí, señor, como lo oyen, a un “elegant business suit” y en la actualidad dicho traje, según se aprecia en las vidrieras de Harrods, está etiquetado en 500 libras esterlinas, que al cambio de 1LE por 1,6268 dólares nos indica que el precio de equilibrio de una onza troy de oro y del traje es de 813,00 dólares. Por lo tanto, señores especuladores, vean primero cómo ha oscilado el precio de la onza troy desde 1970 a 2011, y después utilicen el precio marcador del “business suit” para que se vayan bajando de esa nube. Y en lo que refiere a Venezuela ¡ay, señor mío… Dios nos agarre confesados! Si las barras de oro (nuestras toneladas de oro se encuentran depositadas en Inglaterra, en el BCV o en Tombuctú no es mayor problema siempre que sean nuestras) se conservan, no se las roben ni las cambien por espejitos como solían hacer los electores de Guaicaipuro. Pero fíjense en estos cálculos: si tenemos 211 toneladas de oro en el exterior (211.000 kilos o 211.000.000 gramos) y están valoradas por el Banco Central como reservas en 12.300 millones de dólares, entonces cada gramo se igualaría a 58,29 dólares que, al multiplicarlos por 31,1034 (gramos que pesa una onza troy), alcanza el monto de 1.800 dólares por onza troy, un valor prácticamente semejante al existente en el mercado. Si fuera cierto lo del hombre aquel del cuento del “business suit”, lo que de verdad tendríamos en reservas de oro internacionales no son 12.300 millones de dólares sino 5.515 millones, de donde concluyo que estamos bailando en un tusero y haciendo cálculos especuladores insensatos. El endeudamiento acelerado de Venezuela contando con que el oro sube y sube y sube y nunca bajará es contrario a la historia como bien se evidencia en los registros del valor los últimos 50 años. Este Gobierno nos lleva paulatinamente a la ruina, a la quiebra.

Son unos irresponsables, derrochadores y hasta criminales. Medite bien, señor lector.

Por: EDUARDO SEMTEI
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